La polluelo comenzó su primera etapa de reinserción en un centro especializado en aves rapaces y será liberada en el año 2026
QUILPUÉ.- Un esperanzador futuro en libertad tendrá una polluelo de cóndor Andino que nació a fines del año pasado en el Parque Zoológico de Quilpué, la cual recientemente fue enviada a un Centro especializado de Rehabilitación de aves rapaces, para avanzar así en su proceso de liberación.
Recordemos que su nacimiento marcó un hito en el parque zoológico y en el país, debido a que la especie se encuentra en peligro de extinción y su reproducción es difícil, dado que una pareja de cóndores pone 1 a 2 huevos cada 2 años, debiendo incubar entre 58 y 62 días sus huevos y tras la eclosión, cuidar a sus polluelos durante largos meses.

En el caso quilpueíno esto fue aún más complicado, pues los padres de la polluelo llevaban más de 20 años en el recinto, tras ser rescatados por lesiones que hasta hora les impiden volar y aun así, lograron incubar un huevo fértil en octubre del año pasado, tras lo cual nació este pichón hembra, que fue bautizada como “Kazisca”, que significa “cóndor andino” en polaco.
Según se ha informado, la polluelo de 7 meses, ha mostrado un desarrollo sobresaliente desde su nacimiento y ya supera los 9 kilos de peso, alcanzando una envergadura cercana al metro y medio, cifras que superan los promedios para su edad; mientras que en ex Zoológico de Quilpué, aprendió habilidades esenciales como desplazarse, defenderse y relacionarse con otros de su especie, gracias al trabajo dedicado de su equipo cuidador.
Una nueva etapa hacia su libertad
La polluelo de cóndor “Kasiska”, comienza ahora una nueva etapa, en su proceso de liberación, por lo que fue trasladada al Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) en Talagante, en la Región Metropolitana, organismo que junto a la Unión de Ornitología de Aves Rapaces de Chile, trabajan en el marco del Plan Internacional de Cooperación para la Conservación del Cóndor Andino.
En este centro, “Kazisca” pasará aproximadamente un año aprendiendo a volar, interactuar con cóndores de su misma edad y, fundamentalmente, a desconfiar de los humanos, una conducta vital para su supervivencia en estado silvestre, para que, a fines del año 2026, sea trasladada a un recinto especial en la zona central de la Cordillera de Los Andes, donde durante un mes será resguardada de los depredadores, y podrá adaptarse al entorno, para finalmente ser liberada.
Fue así como la comunidad quilpueína se despidió con cariño de esta ejemplar, símbolo de vida, conservación y respeto por la naturaleza, con la esperanza de que su liberación contribuya al crecimiento de esta especie en peligro, símbolo del país y además al respeto por la reintegración de la fauna nativa a su entorno natural.
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