Retorno del tren: una cuestión de dignidad

Publicado el at 26/04/2017
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Claudio Espejo Bórquez / Editor

Un estudio del Minvu muestra que, en 25 años, las principales comunas de la Provincia de Quillota habrán tenido un explosivo crecimiento de población: Quillota contaría con 128.900 habitantes; La Calera llegaría a los 56 mil; mientras La Cruz continuaría con su veloz desarrollo inmobiliario, pasando de 18 mil, a casi 33 mil personas.

Una porción importante de residentes encuentra su desarrollo laboral o académico en Valparaíso o Viña del Mar, lo que nos obliga a pensar en un territorio regional más integrado, entendiéndolo como un área metropolitana nueva, que debe contar con mejores sistemas de transporte público, para “acercar” las comunas proveedoras de empleo, con aquellas donde las personas duermen y hacen su vida familiar. De manera inevitable, caminamos hacia la formación de una conurbación de comunas similar a las del Gran Santiago y, por lo tanto, digna de ser tratada como tal.

Sin embargo, las señales dadas desde Santiago van en dirección contraria, pues se sigue concentrando gran parte de los recursos en resolver sus grandes problemas, sin tener el mismo criterio para evitar que nuestras ciudades sufran un colapso similar al de la capital.

Así es como, desde la aprobación del subsidio al transporte público en el año 2009, al Transantiago se le han inyectado 5.172 millones de dólares, cifra equivalente a 45 hospitales biprovinciales Quillota – Petorca. Sin embargo, hoy todos estamos “de cabeza” pensando cómo financiar los primeros cinco millones de dólares que se requieren para el desarrollo de las fases de ingeniería que permitan el retorno del tren a Quillota – La Calera.

Son alrededor de 3 mil millones de pesos para los estudios de ingeniería del proyecto, cuya licitación está proyectándose para mayo. Aunque nos digan que estas etapas están dentro del Plan Trienal 2017-2019 de EFE, hoy la plata no está. Mientras, el Ministerio de Transportes dispone de 75 mil millones de pesos para las diversas obras de mejoramiento del Transantiago.

En febrero, el director del Transporte Público Metropolitano, Guillermo Muñoz, defendió este enorme subsidio, señalando que “en ningún país del mundo se discute el subsidio, pues en todas partes existe”.

Basándonos en ese mismo principio de gestión, no debería darnos vergüenza exigir al Gobierno Central las platas que necesita la región para extender el tren.

Aunque es noble la idea del intendente Gabriel Aldoney de destinar más fondos regionales para financiar lo que viene, lo hace olvidándose de que el Ministerio de Hacienda ya nos está recortando 2.800 millones del FNDR, en una región donde hay muchas comunas pobres, que dependen de ese fondo.

Es hora de exigir un trato de acuerdo a nuestra nueva condición. Ya no somos un conjunto de provincias aisladas, con problemas individuales. Somos una región donde el futuro de Valparaíso también depende de la vida digna de miles de familias de la Provincia de Quillota.

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