Una fría noche de junio, en Nogales, el DT Víctor Rivero y sus jugadores, comenzaban a escribir una de las historias deportivas más increíbles y maravillosas de los últimos años
REPORTAJES.- Desde la temporada 2019 Unión La Calera ha disputado cuatro veces la Copa Sudamericana y una edición de Copa Libertadores de América, que lo convierten en el primer equipo de la Provincia en jugar un torneo internacional, algo impensado hace décadas cuando el elenco cementero vivía en austeridad y sencillez.
Pero toda historia tiene un comienzo y en el caso de Unión La Calera su exitosa carrera internacional y consolidación en Primera División, comenzó a gestarse hace ocho años, en esta misma época del año.
La temporada 2016 en Primera B fue caótica y nefasta. Una campaña para el olvido en cuanto a lo futbolístico, que lo llevó a finalizar en el último lugar de la tabla de posiciones, a 10 puntos del penúltimo. Rendimiento y resultado que se explica por las erróneas decisiones que tomó la dirigencia en su momento, trayendo entrenadores como Mario Pobersnik (que no estaba habilitado para dirigir y que al hacerlo una vez, le costó una sanción en puntos al equipo) y Humberto Grondona, que como él mismo señaló muchas veces, vino a “hacerle un favor” a su amigo Ricardo Pini, dueño de Unión La Calera.
Además, el plantel que se armó fue austero, sin grandes pretensiones, sin concentraciones ni almuerzos, los jugadores llegaban directo de sus hogares al estadio de local, incluso alguna vez los jugadores debieron beber agua de un mismo bidón. Todo eso conspiró con un mejor resultado en la cancha.
La tarde del viernes 28 de abril y ante 145 espectadores en las tribunas del Estadio “Lucio Fariña” de Quillota, Unión La Calera perdía con Santiago Morning por 1-0 y cerraba un campeonato para el olvido.
EL DT QUE TODOS PEDÍAN
Prácticamente descendido, casi sin respaldo dirigencial, al gerente general de la época, el argentino Gonzalo Sánchez, le dieron la misión de buscar un director técnico. Para un panorama difícil, pocos disponibles habían. Nadie quería quemarse con el seguro descenso del equipo rojo.
El hincha calerano, triste, pero esperanzado, pedía a gritos a uno solo, en quien el fanático siempre confió. Las conversaciones se dieron y llegaron a buen puerto y Víctor Rivero aceptó el desafío. “La historia la cuentan los valientes”, dijo en su momento el actual DT de Deportes Limache.
Víctor Rivero no solo fue el gestor, sino la base fundamental para lo que comenzó a germinar en junio de 2017. Llegó junto a profesionales identificados con el club como el preparador físico Andrés Toro, el kinesiólogo Enzo Fontana y el preparador de arqueros Matías Febre.
Planteó a la dirigencia la necesidad de armar un plantel a su entero gusto, sin jugadores impuestos, había que concentrar, cambiar las condiciones de trabajo y los entrenamientos debían realizarse en la ciudad o en las comunas cercanas (Nogales, El Melón, La Cruz y Quillota). Los dirigentes aceptaron a todo,
Poco a poco se fue conformando el plantel, llegaron jugadores muy identificados con el hincha y el club como Lucas Giovini y Paulo Rosales, y fundamentalmente jugadores que Víctor Rivero ya había dirigido antes en San Luis y Everton. Los “soldados” de Rivero serían fundamentales.
LA NOCHE DONDE TODO COMENZÓ
El primer capítulo de esta historia tiene fecha exacta. El miércoles 14 de junio de 2017, en una heladísima noche en el Estadio Municipal de Nogales, el Unión La Calera de Víctor Rivero jugó el primero de tres partidos amistosos que los rojos tendrían antes de debutar en Copa Chile.
El rival fue el Club Camioneros de Argentina, un elenco de la cuarta categoría del fútbol trasandino. A ese partido, que inicialmente sería a puertas cerradas y más con carácter de entrenamiento, llegó una gran cantidad de hinchas caleranos, motivados por el nuevo equipo y con el ánimo de apoyar en el momento más difícil a su equipo. No importó la temperatura bajo cero de aquella noche, donde los rojos empataron sin goles. Fue el inicio de una historia maravillosa, llena de capítulos de gloria, los cimientos de una campaña espectacular, de la que se habla aún hoy.
Esa noche en Nogales, Unión La Calera formó con Lucas Giovini; Matías Navarrete, Felipe Salinas, Víctor “Parafina” Morales y Francisco “Paco” Sánchez en defensa; Yonathan Andía, Carlos Vásquez y Fernando Saavedra en medioterreno; Gaspar Gentile (argentino que estaba a prueba y no quedó), Gonzalo Tapia (también a prueba) y Wilson Piñones en ofensiva.
Después llegarían otros jugadores como Rafael Viotti, Gonzalo Abán, Joao Ortiz, Rosales y muchos más, con los que se afrontó la Copa Chile y el Torneo de Transición de Primera B.
Tras dos fechas sin ganar, el panorama se veía más complicado, pero comenzaron los triunfos que terminaron con los rojos salvando la categoría y titulándose campeones. Y luego las llaves con San Marcos de Arica y con Santiago Wanderers hasta llegar a aquella mítica noche del 21 de diciembre de 2017, cuando desde el punto penal, los rojos sellaron su histórico ascenso a Primera División.
Al año siguiente Víctor Rivero y un renovado equipo, con Brian Fernández a la cabeza, cumplieron una gran primera rueda, la que ayudó a que a fin de año se confirmara su primera clasificación a un torneo internacional, la Copa Sudamericana.
Lo que siguió es parte de la historia más reciente y exitosa de Unión La Calera, fuera de las fronteras de la pequeña comuna de 50 mil habitantes y del país, con cientos de caleranos acompañando al humilde equipo rojo en el Estadio Maracaná, en Colombia, Buenos Aires y Ecuador.
Una linda historia, que para los fanáticos caleranos, es la más linda historia jamás contada.
TE PUEDE INTERESAR:
Las raíces en nuestra zona del fallecido crack del “Ballet Azul” Braulio Musso
