Carla Bonatti Paredes, vicepresidenta de la Fundación Salud Circular, advierte sobre la importancia que tiene el buen dormir en el bienestar físico y emocional de las personas.
TENDENCIAS.- El próximo sábado 6 de septiembre llega un nuevo cambio de hora en Chile y donde a las 23:59 tendremos que adelantar una hora, lo que significará una hora menos de sueño.
Y en este contexto, la adaptación al nuevo horario es una oportunidad para revisar y mejorar nuestros hábitos de sueño, para proteger el cuerpo y la mente y asegurar un buen descanso nocturno; pues está comprobado que, dormir menos de 7 horas durante la noche o tener un sueño poco reparador no solo afecta la concentración, el ánimo o la productividad, sino que también puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes, obesidad y depresión.
Carla Bonatti Paredes, enfermera y vicepresidenta de la Fundación Salud Circular señaló que con el cambio de hora, que será una realidad a contar del próximo sábado, muchas personas experimentan alteraciones en su ritmo circadiano, lo que puede afectar temporalmente su estado de ánimo, la concentración y el sueño.
“Los efectos negativos de los retrasos o interrupciones del sueño incluyen lentitud, baja capacidad de atención, menor sociabilidad, estado de ánimo deprimido, disminución del sueño profundo, menor consumo de calorías durante el día, aumento del hambre y menor sensación de saciedad, resistencia a la insulina y menor rendimiento. Si bien dormir de 7 a 9 horas por noche en adultos puede parecer suficiente, la calidad del sueño es igual de importante para la salud”, puntualizó la profesional.
Niños y adolescentes, los más afectados
Bonatti sostuvo que, si bien las alteraciones en el sueño producto del cambio de horario pueden hacerse presente en muchas personas, existen grupos que son más vulnerables a estos cambios, como los niños y adolescentes.
“Por su naturaleza biológica, los adolescentes tienden a despertarse dos o tres horas más tarde que los adultos, lo que agrava el déficit de sueño que ya padecen, y el cambio de horario empeora esta situación, afectando negativamente su descanso, rendimiento y estado de ánimo. Además, los niños pequeños y en edad escolar también se ven afectados, ya que tienen horarios de sueño más rígidos, lo que puede causar irritabilidad, dificultades para mantener la atención y problemas para dormir y levantarse a la hora habitual”, sostuvo.
Tips para adaptarse al cambio
Ante posibles desajustes en el ritmo circadiano, la profesional enfatizó en la necesidad de incorporar algunas acciones y hábitos que puedan facilitar la adaptación al nuevo horario.
“Entre ellas encontramos ajustar de manera gradual los horarios, es decir acostarse y levantarse 15 minutos antes días previos al cambio; aprovechar la luz natural pues exponerse al sol en las mañanas ayuda a sincronizar el reloj biológico; evitar siestas prolongadas; mantener una rutina relajante antes de dormir, como leer, meditar o tomar una ducha tibia.
Otras recomendaciones dadas por la profesional se relacionan con fomentar una buena higiene del sueño, mediante acciones como eliminar el ruido y la luz de la habitación para inducir de mejor manera el descanso; eliminar el consumo de cafeína, alimentos ricos en sodio y el alcohol antes de acostarse; mantenerse hidratado durante el día; evitar el uso de fuentes de luz a altas horas de la noche (computadoras, teléfonos móviles) que suprimen la secreción de melatonina; y mantener los rituales de sueño en el caso de los niños, como por ejemplo, leerles un cuento, atenuar las luces, con la finalidad de reforzar sus señales naturales de sueño.