El fútbol es mucho más serio que la política

Publicado el at 12:14 am
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Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”

Lo invito a que se imagine la siguiente imagen: en medio de un partido de fútbol, el centro delantero se acerca al arquero del equipo rival y como lo ve que está atajando bien la pelota, lo amenaza diciéndole que no lo va a dejar seguir jugando, que lo sacará del partido y de la cancha.

Si eso llegara a pasar, a ese jugador lo expulsan del fútbol profesional chileno, o lo castigan sin poder jugar por cinco años y le cobran una multa a su club.

En el fútbol se cumplen las reglas para que todos los jugadores puedan desempeñar su papel sin amenazas, sin presiones, sin ofensas. Ni hablar que un jugador le falte el respeto al árbitro, o que lo empuje, o que directamente le pegue un puñetazo. Con seguridad que su castigo será no poder jugar de por vida.

¿Se acuerdan del numerito del “Cóndor” Rojas, que se inventó un ataque? Bueno, a ese arquero lo castigaron a perpetuidad, para que nunca más volviera a jugar fútbol en toda su vida.

Todo eso pasa porque el fútbol es una actividad seria, organizada, donde todos los participantes cumplen las mismas reglas y permiten el “fair play”, lo que llaman el juego limpio.

 Nada de eso ocurre con nuestra desprestigiada actividad política, donde todo lo que hacen sus integrantes es juego sucio. Cada vez más los chilenos comprendemos que el nivel de desaprobación del mundo político obedece a que ellos mismos no hacen cumplir sus reglas, que ellos son los primeros en faltarle el respeto a la democracia, al no respetar los más elementales principios cívicos.

Ese puñetazo a la democracia se lo pegó el candidato presidencial del Partido Comunista (Acción Proletaria), Eduardo Artés, al señalar que, si alguno de los dos candidatos de la derecha llega a La Moneda, la calle y el sector que representa no los dejarán gobernar. “Nosotros, la izquierda, no lo vamos a dejar (gobernar), sacamos a Pinochet y no va a durar nada un gobierno con Kast”. También dijo que un posible gobierno de Kast duraría menos que “un gusano en el pico de un pájaro”.

Este señor irresponsable debería estar fuera de la cancha después de estas violentas declaraciones. Debe ser expulsado porque se aprovecha que vivimos en democracia para atacar a la democracia.

Y después, el torpe candidato defendió sus polémicas declaraciones en contra de José Antonio Kast y Johannes Kaiser, descartando haberlos amenazado, asegurando que hubo un problema de “comprensión lectora”, es decir, todavía se atrevió a decir que la gente no entiende lo que dijo. Una excusa estúpida. Otra ofensa.

Frente a sus tonterías el gobierno reaccionó en forma tibia, señalando que debía hacerse cumplir la institucionalidad. Los políticos también dijeron cosas insustanciales, como si no se dieran cuenta de la falta grave en contra de nuestra convivencia y nuestra democracia que había cometido Artés.

 El presidente de la Cámara de Diputados ofició a Servel pidiendo una investigación para definir la ilegalidad de las amenazas de Artés.

Aquí lo que corresponde es mostrarle tarjeta roja y expulsarlo de la competencia. No debería estar jugando en política ni un minuto más un candidato que no cree en las reglas democráticas.

Uno de los más complejos problemas de la historia de Chile de los últimos 65 años es que muchos grupos pudieron actuar en contra de la democracia, amparados por la misma democracia.

No más doble estándar. O son democráticos o no juegan. Así de simple.

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