Santiago González Arévalo fue un docente normalista dejó una huella imborrable en la educación pública de Villa Alemana
VILLA ALEMANA.- Con profundo pesar, la comunidad educativa del Liceo Bicentenario Mary Graham despidió al profesor Santiago González Arévalo, quien falleció a los 76 años mientras se recuperaba de una cirugía por complicaciones derivadas de un cáncer. Su deceso, ocurrido el martes 27 de mayo, fue una noticia inesperada que conmocionó a docentes, estudiantes y ex alumnos del establecimiento.
Durante casi tres décadas, González fue jefe de la Unidad Técnico Pedagógica (UTP) del liceo en ambas sedes y uno de los pilares en la obtención del sello Bicentenario en 2011, hito que consolidó al Mary Graham como un referente de excelencia académica en la región.
Nacido en la comuna de Llay Llay, se formó como Profesor de Estado en Química y Ciencias en la Escuela Normalista de la Universidad de Chile entre 1968 y 1974. Su carrera docente en Villa Alemana comenzó en 1986, primero en el entonces Liceo Tecnológico (ex A-38), donde se desempeñó como jefe de UTP por casi 12 años. Más tarde, asumió el mismo rol en el Liceo Mary Graham, donde dejó su huella más profunda.
“Amor al trabajo bien hecho”
Convencido de que la educación pública debía ser sinónimo de calidad, también asumió entre 1999 y 2003 como director comunal de Educación. Ese mismo año regresó al Mary Graham, desde donde lideró múltiples innovaciones pedagógicas que transformaron la cultura interna del liceo.
“Él fue el impulsor y trabajador incansable para lograr el sello Bicentenario, que hoy marca la excelencia académica de nuestro establecimiento. Su lema era el ‘amor al trabajo bien hecho’ y eso fue lo que inculcó en tantas generaciones de estudiantes y docentes”, recordó la subdirectora del liceo, Mercedes Fontaine Aguayo.
“Logró equipar laboratorios de Química con estándares universitarios, diseñó un sistema de registro de notas en Excel que aún supera a muchas plataformas actuales, formalizó procesos académicos clave y fue, sin duda, una fuente de inspiración en lo pedagógico, como autoridad y como persona”, agregó.
Profesor de la vieja escuela, siempre impecable con terno y corbata, González era un amante de la música clásica -especialmente de Paganini- y un profundo admirador de la pedagogía crítica del brasileño Paulo Freire.
Repentina muerte
Pese a su edad y tras someterse a una cirugía, continuaba involucrado en la gestión educativa incluso desde su hogar, donde se encontraba con licencia médica.
“Todos lo estábamos esperando para después de las vacaciones, pero este martes quedamos devastados con la noticia de su fallecimiento”, lamentó Fontaine. “Estamos muy tristes, es una pérdida irreparable para nuestro liceo, pero también nos deja un gran legado y el desafío de continuar su labor”, añadió.
Los funerales de Santiago González Arévalo se realizaron el jueves 29 de mayo. Su cuerpo fue velado en su domicilio en la Villa Casas del Parque, en Peñablanca, y luego trasladado a la parroquia San Nicolás de Bari, donde se ofició una misa en su memoria.
Posteriormente, una caravana de docentes, alumnos, ex alumnos y cercanos lo acompañó hasta el Cementerio Parque del Sendero, donde se realizó un responso para despedir a uno de los grandes forjadores de la educación en la comuna.
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