Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Desde hace 20 años que los chilenos hemos votado cambiar el color político del gobierno en cada elección presidencial. Desde hace 20 años nos vamos de izquierda a derecha en cada elección.
Bachelet asumió el 2006 y la cambiamos por Piñera el 2010. Bachelet volvió a asumir el 2014 y la volvimos a cambiar por Piñera el 2018. Boric asumió el 2022 y ahora lo más probable es que lo cambiemos por Kast, que numéricamente tiene todo dado para ganar la presidencia.
Es lo que llamamos la política del péndulo.
Nos vamos de un extremo a otro cada cuatro años. Cambiamos de derecha a izquierda, de izquierda a derecha. No hay centro político en Chile. Los democratacristianos y los radicales están desarmados o a medio morir saltando. Hay una derecha que se hace llamar de centro derecha, pero es de derecha. Hay una izquierda que se hace llamar de centro izquierda, pero es de izquierda.
La decisión que vamos a tomar el domingo en las urnas es fundamental para el futuro de Chile.
Se trata de elegir entre comunismo y liberalismo.
Se trata de elegir entre seguir como estamos o asumir un cambio en la conducción del país.
Lo del péndulo es porque los gobiernos no nos dan respuesta a los problemas básicos y por eso buscamos votar por el cambio para probar si nos va mejor.
Cuando le han dicho a Boric que Chile se está cayendo a pedazos (lo que tanto le molesta) es porque la gente siente la falta de conducción política. Alumnos intentan quemar a los profesores, profesores ayudarían a los alumnos a fabricar bombas molotov, y no hay ningún detenido ni ningún proceso. Se mueren por miles los pacientes en las listas de espera y no hay urgencia. La delincuencia y las bandas narco se tienen tomado (y comprado) a Chile y la incapacidad es vergonzosa. No hay leyes para reforzar a las policías en su arriesgado combate. Las cárceles siguen con presos estafando por celulares y no encuentran la forma de frenarlos. Los inmigrantes ilegales siguen entrando a Chile y no han descubierto la fórmula para devolverlos.
Podríamos seguir, pero no tiene sentido. El gobierno de Boric no ha sido capaz de asumir los grandes desafíos y han derrochado inexperiencias, torpezas y actuaciones reñidas con la rectitud que corresponde a los funcionarios públicos que manejan los dineros de todos los chilenos.
Se han desplegado muchas encuestas, mostrando todas una base mínima de 50% para Kast y 30% para Jara. Sobre esos porcentajes, se producen los aumentos de 55 y hasta 60% para Kast y un 35 y hasta 40% para Jara. La elección parece resuelta, pero igual -como en el fútbol- hay que esperar que termine el partido.
Para muchos se trata de porcentajes similares a la votación del Rechazo a la Constitución propuesta por la izquierda.
En torno a Kast se configuró una convergencia democrática de tres bloques partidarios que le dan fuerza y esperanza para un gobierno con una base más ancha. Para Jara, militante comunista, sigue siendo un problema combinar al PC con el Frente Amplio, que quiere andar solo por las calles. Y todavía un problema mucho mayor, combinarse con el Socialismo Democrático, donde muchas figuras dijeron públicamente que no votarán por una candidata comunista.
Se sostiene que Kast y Jara buscarán los votos de Parisi, candidato que ha llamado a una tontería, como es votar nulo o blanco, lo que no sirve para nada ni para nadie. Hay 500 mil votos blancos/nulos en la votación pasada. Los votos sobre esa cantidad se le podrían asignar a Parisi, pero estamos seguros que los votantes no cumplen ese tipo de instrucciones.
Recordemos una vez más que este domingo se juega una definición sobre el destino de Chile: si queremos un gobierno comunista de continuidad o un gobierno de derecha de cambios.
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