Falleció a causa de su vejez en el hogar que lo acogió en su último año de vida.
LA CALERA.- Este jueves 15 de mayo a las 18:10 horas falleció Soprole, perrito que se ganó los corazones de generaciones de estudiantes, apoderados y profesores del Colegio Apumanque de La Calera.
El animalito ya tenía más de 15 años de edad y murió de causas naturales, acompañado de la familia que le dio un hogar definitivo en su último año de vida, en el sector de Romeral, en Hijuelas.
La historia de Soprole
El animalito era callejero y llegó entre el 2010 y el 2011 al Colegio Apumanque cuando era un cachorro de un año de edad. Siempre fue muy cariñoso con los niños y niñas, a los que iba a ver puntualmente a las 8:00 de la mañana, para retirarse después del establecimiento con el sonido del timbre a las 17:30 horas. Acompañaba al inspector a abrir las salas de clases.
Iba y volvía al colegio de lunes a viernes y a veces aparecía los sábados, cuando le gustaba acompañar a los alumnos en su taller de Scout y salir con ellos hacia el cerro. Más de alguna vez visitó las casas de los estudiantes en la época de vacaciones y también durante el difícil período de la pandemia.

Sin embargo, cuando Soprole ya estaba viejo, un apoderado lo acusó de haber tratado de morder a un niño del colegio. Otras voces decían que lo hizo un perro desconocido que entró al recinto. La denuncia llegó hasta la Superintendencia de Educación, que decretó que Soprole ya no podía seguir viviendo ahí. Aunque hubo manifestaciones con pancartas y un gran revuelo en el colegio, la decisión de la Superintendencia era tajante.
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Fue así que surgió la posibilidad de que fuese adoptado, luego de que una apoderada del establecimiento se ofreciera a darle un hogar.
Encontró un hogar definitivo e hizo nuevos amigos
Soprole vivió su último año en la casa de Jessica Tapia Arévalo, apoderada del colegio, junto a sus hijas, Karla y Kamila Huenul, de 8 y 11 años, respectivamente. En el hogar también residen los abuelos maternos de las niñas. Jessica es comisario de la Policía de Investigaciones de La Calera (PDI) y tenía otros siete perritos antes de recibir a Soprole. Todos aceptaron de buena manera la llegada del nuevo integrante.
“A Soprole no le gustaba el conflicto, mis perros lo respetaron de inmediato. Como que impuso autoridad, era el mayor y era como el abuelo de la familia, era muy respetado. Tengo un perro que se llama Tony, que siempre lo estaba lamiendo, limpiando… Fue muy bien recibido”, cuenta a Observador.cl Jessica Tapia.
El primer día en que llegó a su nueva casa en Hijuelas, Soprole durmió en la pieza de Kamila y desde ese momento, ese lugar se volvió uno de sus favoritos. Cada vez que abrían la puerta, Soprole entraba para acomodarse en ese dormitorio. Según cuenta la apoderada del Colegio Apumanque, en su estadía en Romeral y a pesar de su edad, Soprole no dejó de hacer sus travesuras perrunas y le encantaba perseguir a las gallinas que tienen en la residencia.
“Empecé a hacer videos con él, porque los niños consultaban de manera constante por él. Entonces empecé a informar a los niños, hacía videos en vivo para que los niños lo vieran. Y los niños siempre me estaban consultando por él, las familias igual, siempre estaban pendientes para preguntarme cómo estaba él cuando yo iba a dejar a las niñas al colegio”, recuerda la detective y apoderada.
Se abrió una cuenta de Instagram para mostrar la vida de Soprole.
En diciembre de 2024 el perrito visitó el Colegio Apumanque.
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Una ex alumna del Colegio, que es veterinaria, se encargaba de revisar la salud de Soprole.
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Su último día de vida
En la tarde del jueves 15 de mayo, Soprole, que tenía ya entre 15 o 16 años, comenzó a respirar más agitadamente. Y por alguna razón—quizá, presintiendo lo que pasaría después—se pusieron a su lado los otros perros de la familia, los compañeros peludos que lo acogieron desde que llegó.
Fue así que el can, en la calidez de su hogar, exhaló su último suspiro y falleció rodeado de su familia adoptiva.

La noticia de su muerte rápidamente se dio a conocer a la comunidad educativa del Apumanque, que ha lamentado con mucha pena su partida.
También esta noticia golpeó a la organización no gubernamental “Huellas en el Corazón”, de La Calera, que estuvo presente en los cuidados de Soprole cuando era un perrito callejero.
Ismael Marín, vicepresidente de “Huellas en el Corazón”, dijo a Observador.cl: “La partida de Soprole nos entristece, pero también nos calma de que él pudo disfrutar de un hogar definitivo su último año de vida. Soprole era hermano de un perrito que nosotros teníamos, Colún, del que estaba a cargo nuestra organización, que también falleció este año. Finalmente nacieron juntos y prácticamente también se fueron juntos”.
Soprole será cremado y la ánfora con sus cenizas llegará al Colegio Apumanque, donde se está viendo la posibilidad de hacerle una pequeña ceremonia de despedida al amigo perruno.