Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
La crisis profunda por la que atraviesa Chile no debiera confundir a nadie. Efectivamente el gobierno se cae a pedazos aunque muchos traten de ocultar las cifras de la creciente cesantía, de los muertos por lista de espera, de los delincuentes dejados en libertad, de los problemas de violencia estudiantil, de absoluto descontrol de las bandas organizadas de la droga que hacen lo que quieren en las ciudades de Chile, en fin, una falta de conducción política que asusta.
Por eso este gobierno ha sido el peor lastre para la candidata Jara y por eso los números indican que esta tendencia de gobierno no continuará y habrá cambios. Nos pasaremos de izquierda a derecha.
Pero es tan simple decir que lo que se juega en la elección del domingo 14 de diciembre es solamente pasar de izquierda a derecha.
Definitivamente no.
Lo que se juega es vivir en un país manejado por el comunismo o en un país manejado por el liberalismo.
Ya sabemos que el comunismo no ha podido funcionar en ningún país como un sistema democrático. Ya sabemos que los países más pobres de nuestra región son los que están manejados por el comunismo, como Venezuela o peor aún, como Cuba, donde ya se ha desatado el hambre.
La última experiencia grave de comunistas en el poder en Chile, entre 1970 y 1973, fue tan desastrosa que nos dejó como herencia la desgracia de Pinochet.
A mí nadie me cuenta cuentos. Yo viví esos tres años amargos para el país y vi cómo Chile se iba cayendo a pedazos, tanto o peor que ahora. Son gobiernos pasados de moda, añejos para los tiempos que corren, porque se basan en un marxismo leninismo que se quedó en el pasado. Fundan sus acciones en ideologías y no en lo que le está pasando a la gente. Defender a Cuba como una democracia es un ejemplo del nivel de ceguera al que se puede llegar.
Chile necesita cambios importantes. Es indispensable hacer grandes correcciones en la conducción política del país. Si lo que me dan a elegir es Jara o Kast, no tengo dudas que Jara continuará con lo que tenemos y Kast podría ser un agente de cambio en todo lo que nos está pasado. Tampoco tengo dudas que lo que nos dan a elegir es entre dos candidatos que se encuentran en los extremos de la derecha y la izquierda, pero así y todo, creo que con Jara no llegaremos a los cambios que necesitamos para corregir el rumbo de la nación y con Kast sí los podrían haber, porque tiene una base más ancha de apoyo.
El ex Presidente Frei aseguró en su encuentro con Kast que “coincidimos en los temas esenciales en este momento para nuestro país”. Gran parte de la DC que ya se fue a otros partidos votó por Kast. La DC vive una agonía que pronto desencadenará en una muerte definitiva por querer convivir con el comunismo, lo que ningún otro partido democratacristiano del mundo hace. Los radicales históricos apoyan a Kast, señalando que el país “atraviesa un momento crítico. Los impulsos refundacionales del actual gobierno han generado retrocesos sociales, económicos, dañando la seguridad pública, las instituciones y la confianza ciudadana”. La viuda de Piñera fue muy clara: “El adversario político es una candidata del Partido Comunista”. A todo eso hay que sumar grandes figuras del socialismo democrático que han sido enfáticos en aclarar que no votarán por Jara debido a su militancia comunista.
Aunque todos los analistas aseguran que la candidata oficialista sufrirá una derrota, lo que está en juego no es ganar o perder una elección, sino algo mucho más profundo: que Chile sea gobernado por una ideología comunista o por una ideología basada en el liberalismo.
El voto no tiene tres nombres, tiene dos solamente, y eso es lo que nos ofrecen los políticos. Por eso nos dejan a los chilenos entre dos opciones muy diferentes y que podrían tener consecuencias muy distintas para Chile.
