No necesitamos cambiarle el nombre al Hospital Biprovincial Quillota-Petorca

Publicado el at 7:37 am
858 0
Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”

A veces a los políticos se les ocurren cosas inapropiadas y torpes. Como por ejemplo ahora, que quieren rebautizar el Biprovincial con el nombre “Doctor Salvador Allende”. Inapropiado porque estamos en otro tema con el hospital. Primero hay que ponerlo en marcha, dotarlo completamente, ponerlo cien por ciento en servicio. Las autoridades deben demostrar que esa es su principal preocupación. Y torpe, porque hoy en día no se puede hacer nada serio sin consultar a la gente. Especialmente en los hospitales, que como pocas instituciones nos pertenecen tanto a los usuarios. ¿O alguien se cree dueño de algún hospital? Entonces, si son autoridades no electas por el pueblo y quieren cambiarle el nombre, deben llamar a una consulta ciudadana y eso sería suicida. No pueden arriesgar el nombre histórico del Presidente de la República en un pequeño plebiscito donde podrían lograr una derrota grande. Allende ya tiene monumentos, no es para que nadie venga a arriesgar pedirle prestada su imagen para después enlodarla. La memoria de Salvador Allende -estemos de acuerdo o en desacuerdo con él- merece respeto.

En Chile ya existe el Hospital de Calama “Doctor Salvador Allende” y del mismo modo se hizo en Quillota, con el “Programa Ambulatorio de Salud Mental Dr. Salvador Allende” del Servicio de Paz y Justicia.

Allende no tiene nada de quillotano. Nació en Santiago, estudió en la capital, Talca, Valdivia y Valparaíso. Hizo el servicio militar en el Regimiento Coraceros de Viña del Mar el año 1926 y ese mismo año ingresó a estudiar Medicina en la Universidad de Chile. Se tituló y trabajó cuatro años en la Asistencia Pública de Valparaíso. Después se presentó como candidato a diputado y resultó electo para el período 1937 a 1941.

Cuando ya llevaba dos años como diputado, el Presidente Pedro Aguirre Cerda -después de un año de estar gobernando- lo nombró Ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social, el 28 de septiembre de 1939. Se mantuvo en el cargo, salvo una interrupción de tres meses, hasta el 7 de abril de 1942, en que deja el ministerio porque asume un nuevo presidente, Juan Antonio Ríos.

Cuando el Congreso aprueba los fondos para el Hospital de Quillota, el 3 de septiembre de 1942, Allende ya no era ministro ni diputado, por lo tanto, desconocemos su acción en beneficio de la construcción del centro asistencial, que menciona la Directora del Servicio de Salud Viña del Mar-Quillota, como razón para el cambio de nombre. Tampoco está presente en la promulgación de la Ley Nº 7.379, del 16 de noviembre de 1942, en que se autorizan los fondos para la edificación del hospital. El senador Allende participó en la creación del Servicio Nacional de Salud, en el Servicio de Seguro Social, el Colegio Médico y decenas de otras iniciativas fundamentales para la salud de los chilenos.

Si rastreamos la relación de Allende con Quillota, la podemos encontrar en su amistad con el destacado abogado Rubén Cabezas Parés, (detenido-desaparecido desde el 18 de enero de 1974) al que visitaba con frecuencia en su oficina de calle O´Higgins. Visitó la ciudad el martes 13 de julio de 1971, para firmar en la Gobernación el Decreto de Reconstrucción después del terremoto de ese año.

Cuando asumió como Presidente de la República, en noviembre de 1970, se le había dado el cargo de Gobernador Provincial al obrero del Partido Comunista Pablo Cuello, pero en una decisión personal lo cambió por el coronel en retiro Héctor Baeza Azócar, de triste memoria en la zona.

Ayer fui invitado a participar en la reunión del Consejo Municipal de Quillota, donde expuse sobre la historia de los cinco hospitales que ha tenido la ciudad y la zona, (todos han sido obra de la comunidad) y sobre la relación entre Salvador Allende y Quillota. Fue un honor que le dieran la palabra a un historiador de la ciudad para poner en ambiente un tema tan importante como el que estamos tratando.

Como ya sabemos, fue en los micrófonos de Radio “Quillota” que se hizo el sorpresivo anuncio de un posible cambio de nombre. La reacción de la gente no se hizo esperar y rechazó de plano la idea. Es más, comenzaron a proponer nombres, entre los cuales estaba cientos de veces nombrado el del verdadero apóstol de la medicina, el doctor Luis Mella, que no tiene horarios para atender pacientes, que nunca dejó de ejercer su responsabilidad de médico de familia y que ha entregado sus mejores años de vida a mejorar la atención de las personas enfermas. Pero como el mismo doctor Mella lo dijo, no es tiempo de cambiar nombres, sino de hacer más eficiente el servicio del hospital.

Creemos que esa es la verdadera respuesta a este tema. Fue, además, lo que plantearon los concejales quillotanos en su sesión de ayer. Dejemos que el Hospital Biprovincial Quillota – Petorca siga tranquilo con su nombre que explica su área de cobertura y dediquémonos a terminar de implementarlo entre todos, sin divisiones ni abriendo espacios para odiosidades.

Comentarios