Se cumplieron 10 años de la llegada de los dueños argentinos de Unión La Calera

Publicado el at 24/08/2025
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El 19 de agosto de 2015 se informaba de la venta del club a los hermanos Ricardo y Sebastián Pini y Christian Bragarnik. Una década de luces y sombras de la administración que le arrebató su identidad y su insignia al club rojo, y logró históricas campañas

Esta semana se cumplieron diez años desde que el grupo de inversionistas argentinos, encabezados por los hermanos Pini, se hicieron de la propiedad y administración de Unión La Calera.

Una década en que ha pasado de todo, desde un descenso a un retorno épico a Primera División, clasificación histórica a Copa Libertadores de América y Copa Sudamericana, un subcampeonato del fútbol chileno, pero también de malas campañas, pérdida de identidad y cercanía con el hincha y la comuna, cambio unilateral de la insignia histórica, entre otras malas decisiones.

Hay quienes señalan que sin la llegada de los actuales dueños argentinos, Unión La Calera nunca hubiera logrado lo que ha conseguido deportivamente en los últimos siete años, pero la pregunta que surge de inmediato es ¿a qué costo?

Eran cerca de las 22 horas del miércoles 19 de agosto de 2015 cuando Unión La Calera publicó en sus redes sociales, un escueto comunicado anunciando que el club contaba a partir de ese momento, con nuevos administradores, escribiendo una nueva página en su historia como sociedad anónima deportiva y de paso, solucionando una verdadera crisis económica.

La noche anterior, los antiguos dueños de la S.A. calerana habían llegado a un acuerdo con un grupo de empresarios argentinos que venían dispuestos a poner dinero y a hacerse cargo del elenco cementero.

Pero para entender esa parte de la historia hay que ir un poco más atrás y contextualizar cómo es que los empresarios de jugadores argentinos llegaron a comprar a Unión La Calera.

UNIÓN LA CALERA SE CONVIERTE EN S.A.

Corría 2006 y desde un año antes, con la promulgación de la Ley 20.019 de Sociedades Anónimas Deportivas, muchos clubes comenzaron su transformación de corporaciones deportivas sin fines de lucro a S.A., ya que –se decía- de esa manera las instituciones se ordenarían económicamente y eso permitiría una gestión mucho mejor de la que hasta ese instante, tenían los clubes chilenos.

Esa “fiebre” por transformarse en sociedad anónima y también cansancio de poner dinero de su bolsillo, en lo que claramente no era un buen negocio, llevó a los dirigentes caleranos de entonces, a comenzar a pensar en el cambio.

La intención siempre fue que empresarios de la zona, de la comuna, se hicieran cargo de Unión La Calera, pero no hubo interés. Por eso, los dirigentes, encabezados por Arturo Chahuán y José García, tuvieron que buscar interesados fuera de La Calera.

El cambio se concretó la fría noche del 17 de agosto de 2006, cuando la mesa directiva de Unión La Calera citó a una asamblea de socios en las dependencias de la Cámara de Comercio de La Calera, para presentar a un grupo de desconocidos empresarios santiaguinos, interesados en hacerse cargo del club.

Un pequeño grupo, no mayor a 100 socios, a mano alzada votó a favor de la transformación de la institución en sociedad anónima y luego aprobó el traspaso a este grupo de empresarios, encabezados por Jorge Fuenzalida, un corredor de bolsa y que representaba a la Corredora de Bolsa de Raimundo Serrano Mc Auliffe, la más importante del país.

En ese momento, Unión La Calera tenía un déficit de 134 millones de pesos por múltiples deudas. Fuenzalida se convirtió en el nuevo presidente del club, en tanto que se sumaron directores vinculados a él y la corredora de bolsa como Luis Núñez y Tomás Serrano Parot, entre otros.

Este grupo de empresarios llegó anunciando que invertiría 300 millones de pesos en los primeros tres años de administración, y dinero fue lo que más hubo entre 2007 y 2009.

DUEÑOS A LA CÁRCEL

Pero en 2009 todo se acabó. Los accionistas mayoritarios dejaron de inyectar dinero y a poco andar se supo que la Superintendencia de Valores y Seguro ordenó la suspensión de las operaciones de la Corredora de Bolsa Raimundo Serrano. Luego vino la orden de prisión preventiva para Tomás Serrano por apropiación indebida e infracción a la Ley de Mercado de Valores. Al tiempo Jorge Fuenzalida y Luis Núñez, también irían a prisión.

Ese año se acabó el dinero y todo repercutió en lo deportivo con una campaña que casi termina con el equipo descendiendo a Tercera División. Un triunfo en Arica, salvó a Unión La Calera del infierno.

Al año siguiente, con poco se hizo mucho, y Unión La Calera logró el ascenso a Primera División con el recordado equipo de Emiliano Astorga. Luis Núñez salió de prisión y volvió para asumir como gerente general de la S.A. y desde 2010 hasta el 2015 fue el encargado de administrar la institución, propiedad de Serrano y compañía.

Económicamente, al igual que muchos clubes, Unión La Calera se sostenía principalmente por el dinero que entregaba el Canal del Fútbol, y también gracias a algunos préstamos entregados por la ANFP, la que en ese entonces era dirigida por Sergio Jadue, ex presidente de Unión La Calera cuando Serrano y Fuenzalida caen a prisión.

En 2015 todo parecía color de rosa. Se hizo un muy buen primer semestre con Ariel Pereyra como director técnico, finalizando en el quinto lugar y clasificando a la Liguilla de la Pre Sudamericana.

Christian Bragarnik, el poderoso empresario de jugadores argentino, llegó junto a los Pini en 2015 y ahora es uno de los dueños de O’Higgins.

CRISIS Y VENTA DEL CLUB

Poco antes de que empezará a jugarse el segundo semestre de ese 2015, comenzaron los problemas para Unión La Calera. Cuando se estaba conformando el nuevo plantel, se tuvo que frenar la llegada de algunos refuerzos porque los dueños del club informaron que el presupuesto para contratar jugadores se reducía a más de la mitad. Ya en ese momento se anticipaba una crisis financiera.

Con el paso del tiempo hubo que conseguir dinero para pagar los finiquitos de los jugadores, pagar los premios del plantel que logró la histórica campaña del semestre anterior y cancelar sueldos. También se acumularon los pagos de los técnicos del Fútbol Joven y sueldos de funcionarios administrativos del club, llegando a adeudar tres meses.

En ese momento los dueños de Unión La Calera se abrieron a la posibilidad de vender la institución, como una forma de ingresar dineros frescos y sanear el club cementero.

El torneo se inició a fines de julio de ese año y ya Unión La Calera estaba en crisis. Al atraso en el pago de remuneraciones se sumaron deudas en hoteles y canchas de entrenamiento, el no pago del arriendo de casas de algunos jugadores por casi tres meses, a proveedores, etc.

Cuando Sabino Jadue, presidente de Unión La Calera, renunció luego de la derrota en casa por goleada ante San Marcos de Arica el sábado 15 de agosto, el club no daba para más y tampoco la relación con Luis Núñez, el gerente general del club, en ese momento la cara visible de los dueños de Unión La Calera y figura poco querida por los hinchas. “La única solución es que el club se venda. El gerente pagaba con los dineros del CDF y ese dinero se gastó. Esa es la verdad”, explicaba Sabino Jadue en ese entonces.

Después de una de las peores crisis económicas que ha vivido, Unión La Calera encontró una salida. El martes 18 de agosto de 2015, el cuestionado gerente general, Luis Núñez, llegó a un total acuerdo con un grupo de inversionistas argentinos por la venta de un porcentaje mayoritario de las acciones de la institución.

De esta manera, a nueve años de la transformación del club calerano en sociedad anónima deportiva, Unión La Calera pasó a ser controlado por este grupo de trasandinos, quienes llegaron para convertirse en un verdadero salvavidas económico para los cementeros que sufrían los efectos de una mala administración que tenía al club rojo con innumerables deudas.

Este es el comunicado que el 19 de agosto de 2015 anunció la venta de Unión La Calera SADP a los actuales controladores argentinos.

Un comunicado de prensa señalaba “se ha llegado a un acuerdo con inversiones (sic) extranjeros para la venta de un porcentaje mayoritario de nuestra Sociedad Anónima Deportiva Profesional”.

Luego se supo que el representante de este grupo de inversores fue Cristian Le Bihan, abogado argentino y representante de jugadores, quien llevó las conversaciones con el gerente Luis Núñez, y quien cerró días antes el contrato y venta definitiva del club.

Sin embargo, el tiempo permitió conocer que los verdaderos hombres fuertes en la compra de Unión La Calera eran Christian Bragarnik, poderoso empresario de jugadores, y los hermanos Ricardo y Sebastián Pini (en la imagen principal de esta nota), del mismo rubro.

Los dueños argentinos de Unión La Calera asumieron a fines de agosto (el 29 de ese mes) el control del club, previo pago de 600 millones de pesos. Ese fue el monto pagado en ese momento por el 51 por ciento de las acciones de la S.A. calerana, dinero que permitió pagar una deuda con la ANFP.

A poco andar, los argentinos, cuyas caras visibles en la comuna eran Cristian Lebihan y Flavio Scalabrin, comenzaron a quejarse que habían sido engañados, pues aparecieron más acreedores de los que ellos sabían. El cinturón siguió ajustado y así sería por largo tiempo.

Lo deportivo no acompañó y tras unos meses, Unión La Calera terminaría cayendo en un abismo. Se despidió a Ariel Pereyra, quizás la primera determinación tomada por Ricardo Pini y Christian Bragarnik, que a esa altura ya era el presidente del club. Se contrató a Miguel Riffo y no se mejoró, para terminar descendiendo con el uruguayo Leonardo Ramos.

El descenso a Primera B fue un golpe duro, también en lo económico, ya que los dineros que llegaban del Canal del Fútbol, fueron menos, y los dirigentes argentinos, que a esas alturas ya se habían ganado el odio de los hinchas, siguieron ajustándose mucho más el cinturón.

Ese se notó en la conformación del plantel que afrontaría la temporada en Primera B. Se contrató a Mario Pobersnik, un técnico argentino que no cumplía los requisitos para dirigir en Chile y llegaron jugadores baratos y de nivel bajísimo, algo que se reflejó en los resultados. A poco andar Pobersnik tuvo que irse y en medio semestre los rojos tuvieron cuatro técnicos.

Unión La Calera terminó último, casi condenado al descenso, a 10 puntos del penúltimo, mientras sus dirigentes, se alejaban de los hinchas, prohibiendo incluso su ingreso a los estadios, llevándose al equipo a vivir y entrenar lejos de La Calera y tomando medidas impopulares.

Hasta que llegó Víctor Rivero, consiguió una hazaña inesperada con sus jugadores, se volvió a Primera División, siendo campeón de Primera B, y el resto de la historia es conocida. En lo deportivo se han conseguido logros importantes e históricos, jugando varias veces Copa Sudamericana y una vez Copa Libertadores, realizando buenas campañas y paseando el nombre del club y la ciudad por todo el Continente. Ni hablar en la cantidad de millones de dólares que han ganado los dueños con la participación en torneos internacionales, el pago de derechos televisivos y la venta de jugadores.

Pero también han existido capítulos oscuros y vergonzosos como la pérdida de identidad con sus hinchas y la comunidad; los dueños se llevaron todo a Concón y Mantagua, oficinas administrativas, campo de entrenamiento, y lo más doloroso, se llevaron la insignia, dieron una cachetada a la historia del club y a la hinchada, algo que un gran porcentaje de los fanáticos aún no perdona a los controladores argentinos desde 2019.

Muchas marchas en contra de la S.A. han realizado los hinchas en las calles de La Calera, buscando recuperar el club, la insignia y su historia.

ACTUALIDAD ACCIONARIA

Hoy, al revisar la última memoria del club, entregada a la Comisión para el Mercado Financiero, en noviembre de 2023 se realizó la renovación del directorio de la S.A. donde Sebastián Pini aparece como presidente, su hermano Ricardo Pini como vicepresidente, junto a Cristopher Pons (gerente general del club) como secretario y Franchesca Botarro como director.

La composición accionaria se detalla en el mismo documento de la siguiente manera: Andes Inversiones Deportivas S.A. con un 85,28% de las acciones, un porcentaje que creció luego de un particular aumento de capital; Asesorías Servicios e Inversiones Bisón S.A. con 4,36% de las acciones;  Inversiones las Pataguas S. A. con un 9,78% y los inversionistas minoritarios con el 0,59%.

Andes Inversiones Deportivas es de los accionistas Ricardo Pini (quien posee un 37,50% del 85,28%), Sebastián Pini que tiene el mismo 37,50% y Christian Bragarnik que aparece con un  25% de ese paquete accionario. Sin embargo, desde el año pasado se dice que él ya no tendría esa propiedad ni participación en Unión La Calera. De hecho, hace unas semanas aparece como parte del grupo que sumió la propiedad de O’Higgins.

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