Tren concesionado entre Valparaíso y Santiago nos deja fuera del circuito

Publicado el at 5:40 pm
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Roberto Silva Bijit

Los trenes generan una especial atracción en millones de personas de todo el planeta. Algo pasa con sus sonidos, sus ruedas de fierro, sus colores, sus aromas a humo negro o blanco, la velocidad que van adquiriendo, los ventanales que nos llenan los ojos de increíbles paisajes, la nostalgia de tiempos pasados, el recuerdo de viajes en un tren a vapor al sur o en un moderno automotor al Puerto.

Los trenes son una pasión. Recuerdo una vez a don Francisco en su programa de los sábados, entrevistando a un maquinista, que le dijo de memoria y sin parar, como si fuera una locomotora, los nombres de todas las estaciones entre Iquique y Puerto Montt. Cuando don Francisco lo felicita, el maquinista le dice que no ha terminado y comienza a recorrer, nombrando cada estación, los principales ramales de la que fuera nuestra extensa red ferroviaria chilena.

Es que gran parte del desarrollo se lo debemos al ferrocarril, ya que todo se movía en carretas hasta que apareció este animal de fierro, que echaba humo por las narices y corría sobre un riel.

Cuando mediados del siglo XIX se comenzó a planificar la línea férrea que uniría Santiago con Valparaíso, se tuvo que tomar en cuenta a Quillota, porque era una ciudad y una zona importante en ese momento del país. La línea completa se inauguró en septiembre de 1863 y constituyó en uno de los más grandes aportes al desarrollo de la historia de Chile. Todo cambió, porque pudimos trasladar todo tipo de mercaderías, durante casi 70 años, hasta antes que aparecieran los camiones (1920). Hubo hasta Ministerio del Ferrocarril y varios miles de empleados, que terminaban apasionados con su empresa, pegados para siempre con los trenes y su historia.

En estos días se presentó un proyecto para el nuevo trazado que unirá Santiago con Valparaíso, por Casablanca, saltándose Quillota y todas las demás ciudades de nuestra provincia, como La Calera, que tiene un glorioso pasado ferroviario por su conexión con el norte.

Se trata de un tren concesionado de alta velocidad (200 k/h) que unirá la capital con el puerto en 45 minutos, que puede transportar 890 personas sentadas, con wifi y todo tipo de comodidades a bordo. El proyecto contempla una renovada vía de carga y cuenta con el respaldo de la empresa nacional Sigdo Koppers y China Railway Group Limited. El Presidente Piñera le dio la bendición al proyecto y pidió que sea licitado este año.

Esperamos el mismo entusiasmo para la tan esperada extensión desde Limache a Quillota, La Cruz y La Calera, que beneficiaría a miles de personas, contribuyendo además con cientos de estudiantes universitarios y trabajadores que viajan diariamente hacia Quilpué, Viña del Mar o Valparaíso.

Los trenes son un tema pendiente en Chile. Por eso es tan importante que se esté pensando en concesionar nuestras vías y que se nos brinde el servicio que este flaco país podría tener, con máquinas que crucen la mitad de la nación en cuatro horas, como ocurre en Europa.

Hemos dejado a los trenes en el olvido, hemos destruido las estaciones, hemos aplastado la historia fundamental que ellos nos ayudaron a escribir. Todas las estaciones de nuestras ciudades fueron por más de 150 años el lugar del encuentro y la despedida, de las risas y los llantos, el espacio más sentimental de nuestros pueblos.

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