El 2025 dejó luces y sombras en el cuadro cementero, que ahora busca fórmulas para recuperar protagonismo en 2026
Unión La Calera terminó la temporada 2025 con una derrota que simbolizó, en parte, el tono general de su campaña. El cuadro cementero cayó la tarde del sábado ante Universidad Católica por 2-1, en un duelo donde los cruzados impusieron jerarquía y condiciones desde el arranque.
Los caleranos, que jugaron de visita, mostraron ganas e incluso se adelantaron en el marcador, luego que Ignacio Mesías abriera la cuenta en el minuto 38, pero volvieron a tropezar con los mismos problemas que arrastraron a lo largo del año: poca profundidad ofensiva, desconexión en el mediocampo y desajustes defensivos en momentos clave.
El partido frente a la UC fue una radiografía fiel de la campaña. Católica aprovechó errores en la salida, manejó los tiempos y encontró espacios para sellar el encuentro sin pasar grandes sobresaltos. Así llegaron los goles cruzados: Clemente Montes a los 54 y Eduard Bello a los 70 sellaron el triunfo cruzado que, de paso, les dio el boleto a la Copa Libertadores.
Unión La Calera intentó reaccionar, pero su juego careció de claridad para incomodar a un rival disciplinado y con mayor oficio. El análisis de la temporada completa deja una sensación amarga. Los rojos alternaron buenos pasajes con caídas abruptas, mostrando un rendimiento irregular que los mantuvo lejos de los puestos de copas internacionales. Al final, terminaron el campeonato en la posición 12 con 8 triunfos, 5 empates y17 derrotas, sumando 29 puntos.
A lo largo del torneo, el equipo padeció una evidente merma creativa: le costó generar ocasiones, perdió dinámica en el mediocampo y dependió en exceso de individualidades que no siempre estuvieron inspiradas. La defensa, por su parte, mostró solidez en algunos tramos, pero cedió puntos clave ante rivales directos por errores de concentración.
De cara a la temporada 2026, el club deberá tomar decisiones estructurales si pretende recuperar competitividad. La primera fórmula pasa por reforzar zonas específicas: un delantero centro capaz de sostener y definir jugadas, un volante creativo que logre conectar las líneas y un defensa central con liderazgo, que ordene y dé garantías en momentos de presión.
La segunda clave será consolidar una idea de juego. Unión La Calera cambió esquemas y estilos con demasiada frecuencia, lo que impidió generar una identidad sólida. Definir un plan táctico estable y potenciar el trabajo físico será esencial para competir con regularidad.
Por último, el equipo necesita ampliar su plantel con alternativas confiables, especialmente pensando en la segunda mitad del torneo, donde este año se notó el desgaste. Incorporar jóvenes formados en casa y equilibrar la mezcla con jugadores de experiencia podría ser un camino para construir un plantel más profundo.
La derrota frente a la UC fue un cierre frustrante, pero también una señal de alerta. Unión La Calera tiene las herramientas institucionales para retomar protagonismo; ahora deberá encontrar en 2026 la combinación correcta para volver a ser un equipo competitivo y protagonista en el fútbol chileno.