Se necesitan más apoyos para cuidar al número creciente de adultos mayores del Hogar “Nuestra Señora del Carmen” de Nogales.
NOGALES.- Voluntarios se movilizan por los residentes de la Fundación “Las Rosas”, con distintas actividades solidarias por estos días. El objetivo es sumar más apoyos en beneficio de las casi 90 personas mayores desvalidas que hoy viven en el Hogar “Nuestra Señora del Carmen” de Nogales.
La Región de Valparaíso es hoy la región más envejecida de Chile. Más del 22% de su población tiene 60 años o más y se proyecta que para el año 2035, una de cada cuatro personas será una persona mayor. A través de sus hogares en Casablanca, Ventanas, Quillota y Nogales, Fundación Las Rosas cuida actualmente a 350 personas mayores vulnerables de la Región.

En los últimos cinco años no se había levantado ningún nuevo ELEAM en la Región; por eso, el proyecto que avanza en Nogales, es una respuesta real a una urgente necesidad social. “El nuevo edificio está en su etapa final de construcción, lo que nos permitirá acoger a más personas mayores necesitadas de la zona”, explica la Directora Técnica del Hogar, Valeska Cornejo.

Ella agrega que, debido a la construcción, la mitad de los residentes fueron trasladados en forma temporal a un Hogar en La Calera, que fue facilitado por el Obispado de Valparaíso. “Esperamos volver a reunirnos muy pronto, ya con nueva casa, y siempre al servicio de las personas mayores que necesitan de nuestro cariño y apoyo”, agrega la directora.
Se necesitan más amigos
El cuidado de una persona mayor dependiente, especialmente aquellas con problemas físicos severos o demencias, tiene un costo promedio aproximado de 1,3 millones de pesos mensuales. Esto se solventa en gran medida con el apoyo de los socios, que forman parte de la Red de Amigos de la Fundación.
“El aporte mensual que ellos realizan representa -señala Valeska Cornejo- cerca del 40 por ciento de nuestros ingresos. A eso se suman los aportes que nos hacen vecinos en alimentos y otros insumos que nos sirven para mantener la operación diaria del Hogar”.

Aunque el compromiso de los voluntarios resulta clave. “Junto con acompañar a los residentes y realizar actividades recreativas, como bingos o paseos, los voluntarios nos apoyan a salir a las calles, por ejemplo, en la reciente colecta y solicitar apoyo entre los vecinos”, explicó la directora religiosa del Hogar, Sor Juana Hernández.

Comerciantes de la zona donan frutas y verduras para las personas mayores. También algunos colegios visitan el Hogar y regalan momentos de alegría a los residentes. “Necesitamos más personas de buen corazón -dice Sor Juana Hernández- que se sumen a esta obra y hagan su aporte, si bien existe un grupo de voluntarios muy participativos, se necesitan más manos generosas, especialmente ahora que el Hogar crecerá y también el número de personas mayores que acogemos, que llegará a cerca de 100 en el breve plazo”, dijo.

“Esta es la expresión viva de una comunidad que ha comprendido que el cuidado de las personas mayores no es solo una responsabilidad solo de una institución en particular, sino una tarea compartida, profundamente humana y trascendente”, comentó la religiosa.