“Fiona”, can de siete años, contribuye a realizar en promedio unas 15 detenciones al mes.
QUILLOTA.- En el centro de la comuna, entre rondas preventivas y controles en zonas bancarias y comerciales, una dupla policial se ha convertido en parte del paisaje cotidiano y en motivo de cercanía con la comunidad: el sargento primero Francisco Javier Gatica Aros y su perra policial Fiona.
Gatica, oriundo de La Calera, ingresó en 2010 a la especialidad de guía de perros policiales, tras ser uno de los 40 seleccionados entre más de 600 postulantes. Su primer ejemplar fue “Norman”, con quien trabajó hasta 2016 y que terminó sus días junto a él, como parte de su familia. Tras su paso por la Escuela de Suboficiales, en 2018 regresó a Quillota y un año más tarde recibió a “Fiona”, una pastor alemán que con apenas un año y medio comenzaba su formación.
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Hoy, “Fiona” tiene siete años y se ha convertido en un apoyo clave en la prevención y persecución del delito. Sólo su presencia disuade a delincuentes, pero también ha participado en detenciones que incluso fueron noticia a nivel nacional. Según estima su guía, en promedio contribuye a unas 15 detenciones al mes, desde robos frustrados hasta controles de identidad que terminan en la captura de personas con órdenes pendientes.
Además de su disciplina y profesionalismo, “Fiona” genera un efecto inesperado: acerca a Carabineros a la ciudadanía, especialmente a los niños, quienes se sorprenden al ver a un perro con uniforme. “Ese vínculo rompe prejuicios y muestra nuestra labor desde una faceta más humana”, afirma Gatica.
Cuando llegue el momento del retiro, el sargento tiene claro que “Fiona” pasará a ser parte de su familia, tal como ocurrió con “Norman”. “Eso lo doy por hecho”, asegura.
Conoce la historia completa de esta inseparable dupla en la edición impresa de El Observador este viernes 12 de septiembre.