Cómo elegir una carrera y no errar en el intento

Publicado el at 27/12/2017
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Diciembre, además de ser un mes marcado por festividades tan significativas como lo son Navidad y Año nuevo, para muchos jóvenes y otros no tanto significa enfrentarse a una decisión que marcará sus vidas: elegir una carrera

Por Camila Keilhold

Félix Vásquez Ferrada es profesor de Educación Física desde 1985 y orientador desde el 1991. Actualmente,integra el equipo de Orientación del Instituto Rafael Ariztíade Quillota y cuenta que pasó por varios establecimientos antes de dedicarse por completo a ayudar a jóvenes que se encuentran en proceso de descubrir cuál es su vocación.

“Mi primer trabajo como profesor de Educación Física fue en el Liceo Politécnico Arica. Después, me desplacé a la Quinta Región, donde principalmente me centré en Quillota. Trabajé en la Escuela Arauco y en el Liceo Agrícola de Quillota, donde empecé mi trabajo como orientador. También, en el Liceo Santiago Escuti donde luego de haber estado trabajando durante unos cinco años, me pidieron en el Instituto Rafael Ariztía que tomara la tarea de orientación y ahora estoy centralizado en eso”, detalla.

Félix Vásquez reconoce que la tarea de orientar no es fácil, debido a los cambios culturales que se viven en la actualidad, además de la gran cantidad de alternativas con las que cuentan los jóvenes al momento de pensar en qué carrera escoger.

Equipo de orientación Instituto Rafael Ariztía. Arriba: Jaime Araya, Félix Vásquez y Marcelo Cortés;abajo: Isis Ruíz, Jesús Triguero J., Patricia Cofré y Mireya Tapia.

Uno de los problemas más complejo es la presión que a veces los padres ejercen sobre los estudiantes, para influir en la decisión sobre qué estudiar.

“Antiguamente, me refiero a mi experiencia personal, era fácil, porque había pocas universidades y solo algunas carreras.Aunque también era más difícil entrar a la universidad, por las pocas vacantes que había.Por otro lado, la presión que van recibiendo del medio para seleccionar algunas carreras que son de carácter -podríamos llamarlas- ‘más interesantes’, fundamentalmente por una presión cultural, debido a que en la actualidad se piensa mucho en el éxito, en el estatus y en el ganar dinero.Entonces, los chiquillos se ven presionados. Muchos de ellos quieren optar por lo que verdaderamente los hace sentir bien, pero la presión de la familia, la presión del grupo, la presión cultural, aparentemente para muchos es más fuerte y eso los complica bastante”, lamenta.

En el caso del establecimiento donde trabaja, se considera que la elección vocacional no comienza en tercero medio, sino que es un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida escolar de cada estudiante y que, incluso, continúa una vez finalizada dicha etapa.Por ello, es fundamental entregar herramientas desde una edad temprana.

“Quizás, con los más chiquititos, uno parte aquí haciéndoles ver qué es lo que les gusta, para qué tienen facilidades y los padres tienen apoyar e incentivar a los chiquillos en aquellas cosas que hacen bien y lo hacen destacarsey, obviamente, pulir aquellas que van quedando un poco retrasadas en cuanto a su desarrollo”, señala.

“Nosotros, a través de distintos tipos de actividades, ya sea a nivel de tutorías o jornadas de curso, vamos apuntando a esas instancias. Que el chiquillo las conozca y una vez que las conoce, las siga desarrollando, explorando y eso le va permitir al final sentirse más seguro e ir interiorizándose más respecto de ellas y posteriormente, quizás le permita que las disfrute cada vez más”, agrega.

 

MIEDO A EQUIVOCARSE

En algunas ocasiones, precisa el orientador, los padres tienden a tratar de traspasar sus propios deseos a sus hijos y eso genera una presión que los induce a tomar decisiones que no nacen de ellos y pueden conducir a frustraciones muy grandes.

“Debemos tomar conciencia de que nuestros hijos tienen sueños propios, que debemos respetar y, si realmente queremos la felicidad de ellos, tenemos que reforzar.Además, es nuestra responsabilidad permitirles que tomen sus propias decisiones, independiente de que a lo mejor pensemos que los podrían llevar a errores. Muchos padres no se permiten pensar que pueden cometerlos y por eso tenemos a jóvenes apresurados por tomar una decisión y quizás esa sea la razón del tan alto nivel de deserción que existe en la educación superior”, sostiene.

El profesional enfatiza en el menosprecio que existe hacia carreras del ámbito humanista como otro factor que dificulta la elección por parte de los estudiantes.

“En nuestra culturaes muy característica la idea de mostrar muy débil el ámbito humanista y artístico, y por lo mismo, no es bien mirado el chico que toma una opción de esa área entonces éste se restringe. Por ello, lo más lógico es pensar en cómo los padres y nosotros como sociedad, podemos ser más honestos con nuestros chiquillos y permitirles que ellos sean capaces de tomas las decisiones sin las presiones que nosotros habitualmente estamos ejerciendo”, subraya.

 

DARSE EL TIEMPO

El orientados aconseja a los jóvenes que se den el tiempo de pensar con tranquilidad lo que quieren estudiar, pues esa decisión definirá el resto de sus vidas.

“Es necesario que pasen por un periodo de introspección, por un tiempo donde se revisen, se miren y al hacerlo, puedan conocerse.Pero eso es algo muy personal y en este momento los jóvenes son tan mediáticos y quieren todo tan rápido, que esos espacios son mínimos o simplemente no se los dan. Creen que una respuesta de este carácter va a venir de forma automática y quieren saltarse ese periodo de introspección.Entonces es difícil llevar a los chiquillos a instancias como ésa o, quizás, mirándolo desde la otra vereda, como profesores no hemos encontrado la forma de llevarlos a esos procesos y ahí hay un gran desafío”, concluye.

¿Y si me equivoqué de carrera, qué hago?

Otro tema que generalmente complica a los jóvenes es enfrentar la idea de dejar la carrera “botada”, cuando se han dado cuenta que no es lo que ellos querían. Ahí, nuevamente está la mirada hacia la familia y el rechazo que podría provocar en ella.

Félix Vásquez es claro: dice que, lejos de ser un fracaso,la deserción muchas veces se trata de una oportunidad para que el estudiante profundice en sus intereses y logre decidir de manera clara qué es lo que realmente desea hacer.

Por ello, menciona que –incluso- tomarse un año después de terminar el colegio, también debería considerarse como una opción, si es que no hay certezas en el egresado.

“De todas maneras, es bueno que los jóvenes se den cuenta de que algo no les gusta y mientras más pronto mejor. También, hay jóvenes que manifiestan abiertamente el deseo de tomarse un año sabático porque están muy confundidos y los padres tienen que estar preparados y aceptarlo, porque se trata de una decisióncrucial que te ayuda a ser y define como persona. Elegir una carrera no es solo ligarte a una profesión, sino también a algo que te va a dar identidad para siempre”, señala el orientador.


Foto principal: Elige Carrera

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