Diego Portales y Bernardo O’Higgins, como los Padres del Comercio

Publicado el at 6:13 pm
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Roberto Silva Bijit

Después de un viaje a Lima, aprendí que los verdaderos padres del comercio chileno son Diego Portales Palazuelos y Bernardo O’Higgins Riquelme. Ambos dieron prestigio a la actividad comercial, teniendo acciones similares en su gestión.

Como es tradicional, en conmemoración del asesinato de Portales, cada 6 de junio, celebramos el Día Nacional del Comercio, una actividad digna al servicio de la comunidad. Las cámaras de comercio de todo el país celebraron el evento con actos de camaradería, coronas de flores al pie de su estatua y llamados a parar a los vendedores ambulantes que repletan las calles céntricas.

Por sus diversos movimientos comerciales, Diego Portales es considerado el Padre del Comercio. Lo cierto es que hasta pasados los 30 años, Diego Portales no realizó ninguna actividad política, por el contrario, prescindió completamente de ella para dedicarse al comercio.

Trataron que estudiara derecho, pero en menos de un año renunció a la carrera. El abuelo de su esposa le obsequió $ 4.000, con los que compró paños y casimires que vendió en su propia casa, alcanzando gran éxito en su empresa. Decidió asociarse con su amigo José Miguel Cea y partieron a iniciar negocios a Lima, específicamente en el puerto de El Callao. Durante dos años trabajaron sin descanso en la venta de géneros y otras especies, alcanzando nuevamente un gran éxito financiero, a tal punto, que regresaron a Chile como dos acaudalados comerciantes. Estos negocios en Lima fueron entre el año 1822 y 1824.

En esos mismos años, a mediados de 1823, O’Higgins sale de Chile a su largo exilio en Perú. Lo reciben como héroe, porque había contribuido en forma determinante a la libertad del país hermano. Le obsequian las haciendas de Cuiba y Montalbán, que el Padre de la Patria trabajará con dedicación y mucha capacidad empresarial. De hecho montó la primera instalación industrial de los ingenios de azúcar del Perú, con una maquinaria que fue pionera en América Latina.

Los productos de la hacienda tenía que venderlos. De ese modo O’Higgins se hace comerciante y en una de las habitaciones que dan a la calle en su casa ubicada en el centro de Lima, abre un negocio para vender sus productos del campo. Ahí están la chancaca, los vinos, diversos tipos de cereales, papas, cebollas y -por supuesto- sacos de azúcar de distintos tamaños.

O’Higgins muere en una pieza de esa casa en Lima, sin embargo, durante décadas el inmueble permaneció en el abandono, hasta que durante el primer gobierno de la Presidenta Bachelet, se destinaron fondos para su completa restauración y transformación de varias salas en museo. Entre esas habitaciones, la que da a la calle, volvió a quedar como en los años en que don Bernardo se dedicó a la actividad comercial.

Visité la casa, que luce como un valioso monumento histórico del centro de la elegante Lima, capital del Virreinato. Una secuencia ilustrada de su vida, algunos objetos de valor, el significado de sus valiosos servicios por la causa de la libertad de Chile, Perú y América, la recreación de la pieza donde falleció, quedan reflejados en los muros de la residencia.

Al salir de la casa donde, vestido con el hábito de monje franciscano, dejó de respirar el Padre de la Patria, uno se queda con la sensación que también debiéramos incorporarlo como otro Padre del Comercio, actividad que para muchos resulta completamente desconocida e impensada en este héroe militar y gobernante de esos años fundacionales de nuestra República.

 

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