El acomodo de los candidatos para hacerse los simpáticos con los votantes del centro

Publicado el at 10:50 am
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Por Roberto Silva Bijit
Fundador de “El Observador”


¿Qué piensan realmente Kast y Boric? ¿Tiene valor lo que piensan personalmente o deben decir lo que proponen los asesores?

Ahora, para la segunda vuelta pareciera que todas sus declaraciones tienen que ser más templadas, más prudentes, más cercanas a los votantes del centro. Tal vez dicen cosas que no sienten, cosas de las cuales no están convencidos, pero eso les da lo mismo porque necesitan los votos para ganar. Actúan más por conveniencia que por convicción.

Eso es lamentable y es parte de la forma de hacer política que tienen los candidatos en nuestro país. Proponer mil cosas y después cumplir cuatro. Y es que no pasa nada si no cumplen lo prometido, nadie los controla, nadie los podría obligar y pasan los años y los candidatos siguen prometiendo descaradamente. Esa acción debilita la democracia, las promesas pasan a ser parte de un juego falso, que ensucia el sentido de compromiso con el servicio público verdadero que deben tener los políticos.

Tanto Boric como Kast han tratado de suavizar sus opiniones y cargarse al centro por conveniencia. Pero hay dos temas que vale la pena analizar para poder entender la importancia del voto que vamos a emitir el domingo 19 de diciembre.

El primer tema está relacionado con los programas económicos. Usted los ha escuchado decir una y mil cosas sobre lo que serían sus programas, sus planes, sus miles de miles, sus aumentos de ingresos, sus reducciones de horas de trabajo, sobre el fin de la AFP, sobre aumento a los impuestos, sobre lo que se les ha ocurrido decir. Pues bien, esos cambios, todos los cambios que quieran proponer serán revisados y aprobados por el Congreso Nacional, que después de la última elección tienen un nueva y equilibrada conformación. La Cámara de Diputados tenía dos pactos y 6 partidos y ahora tiene cuatro pactos y 12 partidos. En el Senado también hay cambios. Esta situación complica también la gobernabilidad, haciendo que el Presidente de la República no pueda imponer y se vea obligado a negociar, lo que siempre es bueno porque implica diálogo y respeto.

El segundo tema crucial es la violencia. Es probable que este tema defina la segunda vuelta. El país mira con asombro la ambigüedad con que todos se paran frente a la violencia. El gobierno porque no hace nada, la centroizquierda porque la justifica como una vía para alcanzar logros sociales, la centroderecha porque mantiene pasividad en el tema. Boric ha debido cambiar sus posiciones, llegando a decir que está en contra de todo tipo de violencia, que hay que proteger a los locatarios afectados, que hay que condenar a los que queman, en fin, un cambio de actitud para poder acercarse al centro. No se le escuchó hablar más de los presos de la revuelta ni cosas por el estilo. En tanto Kast ha mantenido una posición dura sobre la violencia, rechazándola de plano y proponiendo mecanismos para enfrentar la crisis de la Araucanía, en relación con grupos paramilitares que desafían a las Fuerzas Armadas. Ha insistido que ellas solamente deben tener el monopolio de la fuerza en un Estado de Derecho.

Lo peor que le puede pasar a nuestra república es que la violencia contamine la política, porque son situaciones contrarias, por eso ha sido tan grave que muchos políticos, antes de la primera vuelta, dijeran que todas las destrucciones fueron “hechos necesarios” para validar futuras acciones en el país. El rechazo a la violencia no tiene ambigüedades y debe mantenerse como un pilar estructurante de nuestra democracia. Y a la hora de votar, la paz debe ser considerada como un factor fundamental para vivir en medio del respeto y el orden.

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