Encuentro con el Presidente Boric y sus reflexiones sobre el momento que vive Chile

Publicado el at 8:31 am
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Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”

Invitado por mi amigo el historiador Joaquín Fermandois, que hoy preside el Instituto de Chile, asistí en la tarde del miércoles a la antigua casona santiaguina donde se realizó la inauguración del año académico 2022, con la participación del Presidente Gabriel Boric.

El acto se inició con las fundamentadas palabras sobre la situación del arte y la ciencia en el país por parte del profesor Fermandois, que se encargó de plantear la necesidad de reponer las horas de historia y educación cívica en los establecimientos educacionales.

Luego vino la intervención del Presidente Boric, que con despliegue de oratoria, improvisando, siguiendo un texto y haciendo confesiones, terminó siendo aplaudido de pie por todos los presentes, entre los que se encontraba el ex Presidente Ricardo Lagos.

Comenzó señalando que una gran tarea era reconstruir las confianzas, especialmente en nuestras instituciones que se encontraban tan deterioradas, a las que había que ayudar a mejorar, partiendo -dijo- por los partidos políticos y después hizo una larga lista. Recordó que en una encuesta CEP de 1990 la DC marcaba un 40% y que hoy ni todos los partidos juntos llegan al 5%. Sin buenas instituciones el país no funciona bien, es más, asegura que “solo desde las instituciones podremos mejorar las instituciones”. Debemos recuperar confianzas. Otra idea que reiteró es que Chile no nace con su gobierno, sino que es mucho más antiguo y ha sido tarea de los que nos antecedieron.

“No soy ingenuo respecto de lo estrecho que va a ser el resultado entre el Apruebo y el Rechazo, pero estamos tratando de impulsar una normativa que nos asegure que podremos hacer cambios”.
Lo que está detrás del 19 de octubre es una gran cantidad de chilenos y chilenas que se vieron reflejados en la postergación de años. No era como decía Piñera, que Chile era un oasis, así como tampoco somos un caso excepcional en el concierto de las naciones, ya que hemos seguido más o menos el mismo destino de las naciones hispanoamericanas. Es ahí cuando cuenta que en una población una señora se le acercó y le dijo: “Mire mijito, entiendo que no se puede hacer todo al tiro, pero hay que acelerar un poquito”.

Se comprometió a combatir la delincuencia, porque dijo que, si no garantizamos el orden público, no podremos garantizar muchas otras cosas en el país.

Hizo dos confesiones que resultaron sorprendentes. La primera es que cuando llegó a La Moneda se encontró con un retrato de O’Higgins y pensó en cambiarlo, pero que después de investigar comprendió que se trataba de un gobernante que contribuyó decisivamente a la libertad de los demás pueblos de América. La segunda confesión fue que se ha pillado cantando la Canción Nacional bajo la ducha, aunque a él le gusta el punk o el rock. Hizo una explicación histórica del himno al que llamó una “preciosidad” y dijo que eran 10 estrofas y que nos invitaba a conocerlo entero.

Terminada su intervención, pude acercarme, recordarle que en el Debate de Archi, cuando era candidato, me había hablado de mi “Historia General de Quillota” y que aunque se la había enviado al Congreso, ahora se la entregaba en sus manos. Me agradeció el gesto con entusiasmo y se puso el libro bajo el brazo (como lo muestra la foto). Nos despedimos, mientras yo le dejaba como una última frase de esa corta conversación: “Presidente, no se olvide nunca de las provincias”.

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