Investigador identificó histórico “fuelle” del que escribió Benjamín Vicuña Mackenna 

Publicado el at 17/05/2023
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Buscarán dar valor histórico y turístico a la formación rocosa que impresionó al escritor, historiador y político chileno en el siglo XIX

QUINTERO.- El año 1874, el escritor, historiador y político chileno Benjamín Vicuña Mackenna publicó el libro “Quintero, estado actual y porvenir”, una especie de Guía Turística, que daba a conocer todas las bondades de la Bahía de Quintero y además, relataba cómo y por qué pasó de ser una hacienda maderera y ganadera a un hermoso balneario. 

El texto fue escrito mientras se desempeñaba como Intendente de Santiago, en cuyo mandato procuró mejorar la salubridad pública, dato imprescindible para entender su motivación que lo movía a buscar playas y lugares con aguas no contaminadas, para que los santiaguinos disfrutaran en el periodo estival.

Benjamín Vicuña Mackenna escribió en 1874 un libro sobre las bondades de Quintero (recuadro extracto de Revista Bahía)

“Benjamín Vicuña Mackenna, además, era vecino de la zona, pues poseía una propiedad en el Departamento de Quillota, conocida como Santa Rosa de Colmo y no escatimó tiempo ni recursos en la búsqueda de curiosidades, mitos y leyendas locales, para incentivar a los futuros dueños de predios y visitantes de la Bahía de Quintero”, comentó el historiador quillotano Hugo Quilodrán Jiménez, quien -hace algunas semanas- se encontró con un histórico redescubrimiento.

El “fuelle” de Vicuña Mackenna

En su libro, Vicuña Mackenna relató una impactante experiencia, un lugar al que llamó “El Fuelle“, donde llegó acompañado del lugareño Lorenzo Guerra. Ahí, el escritor quedó impresionado con el “soplo” del agua entre las rocas, sin advertir una gran ola que casi se lo lleva mar adentro. Luego de este episodio, el lugareño le contó cómo el mar se había tragado varias personas allí.

“Cada cierto tiempo las historias vuelven a estar en el tapete y hasta hace poco solo existían ideas de dónde se encontraba este atractivo natural, pero sin la certeza de su ubicación exacta”, manifestó Hugo Quilodrán, quien se encontraba en Quintero realizando un trabajo de recopilación histórica del “Caldillo de Pejesapo” junto a la familia Collao, para su nombramiento como plato típico de la comuna. Entonces dio con la ubicación exacta del famoso “Fuelle” que impresionó a Vicuña Mackenna en el siglo XIX y que hoy se encontraba en el completo olvido. 

“Mientras entrevistaba a algunos integrantes de la familia Collao, que fueron buzos artesanales toda su vida, les comenté que Benjamín Vicuña Mackenna quedó sorprendido cuando le mostraron ese peligroso lugar. Personalmente, no podía creerlo cuando estos hermanos me dijeron que lo conocían, porque su padre, ‘Don Colla’, lo buceaba mientras ellos lo acompañaban cuando niños y se ofrecieron a llevarme. Sin que les dijera más detalles, me comentaron que la roca tenía una cueva debajo, siempre abundante de locos y erizos, que ellos trasladaba con ayuda de un carretón tirado por un burro”, detalló.

De esa manera, el jueves 27 de abril llegó al sector comprendido entre el mirador Tres Cruces y la Punta Negra, junto a Alberto Collao Díaz, su padre José Collao, su tío Juan Collao y su primo Sebastián Collao.

“Por años me había preguntado dónde quedaba el ‘Fuelle’ en Quintero y de un momento a otro se me presentaba la oportunidad de conocerlo” detalla, agregando que hasta ahora sólo lo conocía la gente antigua.

Es un área rocosa, que soporta un fuerte oleaje y antes fue abundante en locos, erizos y pejesapos. Se torna profundo a pocos metros de la costa, pero los pescadores que transitan entre Quintero y Ritoque navegan ese tramo apegados a la costa y evitan el oleaje revuelto, de acuerdo a la experiencia de los Collao”, puntualizó Hugo Quilodrán.

“A espaldas de la Península de Quintero y al pie del declive sobre el mar del cerro del Centinela” detalló Benjamín Vicuña Mackenna la ubicación de este furioso “fuelle”, que hoy busca ser potenciado como destino turístico

Si bien hay cuatro fallas rocosas, que podrían confundir al visitante, el historiador quillotano detalla que sólo una coincide con la descripción histórica.

“Su fuerte sonido al lanzar un potente chorro de agua. No es la fisura más grande, pero sí es una roca peligrosa. La entrada siempre está cubierta. Coincide con las referencias entregadas por Vicuña Mackenna, cuando indica que está ‘en dirección a Ritoque, a espaldas de la Península, al pie del declive sobre el mar del Cerro Centinela y a la altura del Potrero de la Piedra’”.

Según palabras de Hugo Quilodrán Jiménez, “gracias a la sapiencia de la familia Collao, pondremos en valor nuevamente un destino con un tremendo potencial turístico, que hoy se encuentra en el más absoluto abandono. Sin embargo, hay que visitarlo con precaución, ya que es un sitio con una mar muy traicionera y el visitante tiende a preocuparse más del fuerte sonido que hace el agua al ser despedida en forma de chorro, que de la frecuencia y la altura de las olas”.

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