La Ligua: Panteonero falleció cuando le cayó tapa de tumba encima

Publicado el at 22/07/2019
1916 0

Se encontraba realizando labores de mantenimiento en el cementerio mientras ocurrió el accidente

LA LIGUA.- Si bien no resulta grato ir al cementerio, por todo lo que este lugar evoca, al menos sirve para visitar a quienes ya han partido, recordando esos buenos momentos compartidos en vida. Y la mañana del domingo pasado parecía ser un día apropiado para estar en el camposanto, ya que el cielo estaba despejado y el sol brillaba con esplendor, entregando un ambiente propicio lejos de la tristeza que generan los días nublados.

Pero algo extraño acontecía. Muchos de los visitantes comentaban un hecho que había ocurrido un día atrás, específicamente a eso de las 5 de la tarde del sábado. El protagonista de esa historia era Miguel Herrera Salinas, de 66 años y oriundo de Valle Hermoso, quien se desempeñaba como panteonero del cementerio parroquial desde hace 17 años, por lo que era un personaje reconocido en la ciudad.

Su labor consistía en cuidar las dependencias del camposanto, cavar las tumbas, hacer reducciones y otros servicios relacionados con el mantenimiento de este lugar. Leandro González Lazo, de 49 años, lo conocía bien. Él es vendedor de flores en el cementerio por lo que compartía cotidianamente con Miguel.

Estuvimos todo el día con él y, a eso de las 5 de la tarde, nos pidió ayuda para poder sacar una tapa de un nicho, porque el domingo tenían que sepultar a una persona”, comentó su compañero de labores.

Fue así como Leandro junto a su hijo Maicol esperaron el aviso para ir en su ayuda, pero ese llamado tardaba más de la cuenta. Paralelamente, el panteonero estaba sacando los sellos del nicho para adelantar trabajo, por lo que al cabo de 10 minutos el florista y su hijo fueron a entregar la ayuda solicitada por anticipado.

En medio del silencio del lugar, Leandro y Maicol buscaron entre los pasillos del cementerio a su amigo, evidenciando su preocupación. Para su tranquilidad, minutos más tarde lograron encontrar a Miguel, quien estaba acompañado por el jardinero del recinto en uno de los mausoleos.

El tiempo pasaba y, según recordó Leandro, faltaba solo sacar una parte del sello en el que estaban trabajando. “Entre todos estábamos conversando, como se dice, echando la talla”, mencionó el florista, aún sin dar crédito a lo ocurrido a continuación.

Y es que, cuando el panteonero estaba por finalizar su trabajo, consistente en sacar los bordes del bloque de cemento, el caballete se quebró y Miguel no pudo sostenerse, cayendo de boca al piso. “Cuando cayó, en cosa de segundos, la tapa que estaba sacando se precipitó encima de él”, agregó conmocionado.

Consternado con lo que había visto, Leandro acudió a sacar el bloque de cemento para rescatar a su amigo. Le habló, en reiteradas ocasiones, llamándolo por su nombre, pero éste no reaccionaba. Sabía lo que había ocurrido, pero minutos más tarde, personal del SAMU lo corroboró: Miguel, lamentablemente había fallecido.

Luego de confirmar la muerte de su amigo, llegó personal de rescate de Bomberos junto a Carabineros mientras, a eso de las 10 de la noche, personal del Servicio Médico Legal hizo las pericias y el retiro del cuerpo.

MÁS DE 17 AÑOS COMO PANTEONERO

Miguel Ángel Herrera Salinas nació en la Provincia de San Felipe, pero con el paso de los años se estableció en La Ligua. Actualmente, vivía en Valle Hermoso con su esposa Rosalía Godoy y su familia.

Otro que conoció gran parte de la labor de Miguel es el administrador parroquial, Alexis Pérez Delgado, quien llegó a trabajar en 2004 cuando él ya estaba como panteonero. “Fue una excelente persona, muy trabajador. Algo que destaco es la amabilidad y la disposición que tenía para aportar en cualquier ocasión”.

Luego de dos responsos realizados el lunes en su casa, uno católico y otro evangélico, una caravana de vehículos escoltó el cuerpo de Miguel hasta donde fue su lugar de trabajo por tantos años.

En una emotiva despedida, su familia, sus colegas y amigos le brindaron el último aplauso antes de llegar a su última morada, llorando su repentina partida pero con la convicción de que algún día volverán a reencontrarse.

Comentarios