[MI BUENA NOTICIA] Quiso limpiar la fachada de su casa y se le ocurrió el negocio de su vida

Publicado el at 12:29 pm
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Rodrigo Ortiz estaba cansado de la suciedad acumulada, compró una hidrolavadora y hoy hasta ofrece “packs” de limpieza

QUILLOTA.- Apenas salió de la Universidad, Rodrigo Ortiz Guajardo, hoy de 35 años, se llevó la primera desilusión profesional de su vida. Ese año, 2006, se había titulado como profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica. Pero como salió a mediados de año, encontrar trabajo fue una tarea ardua y casi imposible. “La verdad me fue muy complicado encontrar trabajo por el tema que los profes, en su mayoría, toman sus trabajos antes del mes de marzo, además en ese tiempo rebajaron las horas de historia y se me hizo un infierno encontrar trabajo como profesor, apenas pude conseguir un reemplazo por dos meses”, recuerda Rodrigo.

Pero si bien las cosas no marchaban como esperaba en el área de la docencia, sí había un rubro para el cual Rodrigo también tenía talento: las ventas. “Incluso, mientras yo estaba estudiando en la universidad, trabajaba los fines de semana vendiendo tiempos compartidos y la verdad ganaba buenas lucas, incluso más de lo que ganaba trabajando como profesor”, comenta.

Así, una cosa llevó a la otra y sin saber cómo, terminó postulando a un puesto de ventas de un conocido banco, donde quedó y se desempeñó tan bien que duró 10 años como ejecutivo de ventas.

Pero toda etapa tiene su fin y a mediados del 2016 le tocó el turno a Rodrigo. Ese año decidió independizarse, porque quería seguir lo que él llama “una tradición familiar”. “Yo tenía ya otros intereses y ya había logrado cierta estabilidad económica pero quería seguir el camino de la independencia, al igual que mis papás y mis hermanos, pues ambos trabajan de forma independiente”.

Y la inspiración la hallaría en su propia casa cierto día en que, cansado de la suciedad que se acumulaba sobre las láminas de siding (PVC) de la fachada, comenzó a cotizar, pero todas las respuestas apuntaban a una sola cosa: pintar, lo cual tenía un costo bastante elevado.

Fue entonces cuando a Rodrigo se le “prendió la ampolleta”, fue a una cadena de ferreterías e invirtió sus primeros 150 mil pesos en una hidrolavadora. “Yo sabía que ese tipo de fachada era lavable y se me ocurrió lavarla, porque nadie me ofrecía ese servicio. Primero me subí a una escalera, pero era muy peligroso, así que empecé a pensar en una solución más segura”, cuenta.

Así comenzó a ofrecer el lavado de fachadas y le fue tan bien, que al poco tiempo ya estaba desarrollando un sistema de pértigas para hacer la labor más segura y eficiente, junto a sus ayudantes.

“Empezamos a lavar casas y ahora hasta lavamos edificios y todo tipo de fachadas. Incluso, como a la gente le gustaba nuestro servicio, empezó a preguntarnos por limpieza de tapices y alfombras, asi que comenzamos a ofrecer eso también”, cuenta con entusiasmo.

Pero se venían palabras mayores, pues iba a necesitar una camioneta para poder ampliar su radio de acción, y “como todo chileno, me encalillé”. Pero está contento, porque pega no le ha faltado y actualmente está pagando sus “calillas” sin mayor problema.

Para complementar su manejo administrativo del negocio, Rodrigo acudió al Centro de Desarrollo de Negocios de Sercotec, donde le enseñaron los lineamientos esenciales para el manejo de su microempresa lo que, para él, ha sido como “encontrar la brújula que necesitaba”.

Además de eso, Rodrigo está fascinado porque dice que lo mejor de su trabajo es que se hace con rapidez y buenos resultados. “Uno le deja la casa lista a las personas en media o una hora, fachadas de 200 o 300 metros. Incluso, lavamos la fachada de la Municipalidad de Limache, que tiene dos mil metros cuadrados de superficie y lo hicimos en un día, también lavamos el Colegio Tierra del Fuego de un día para otro”.

El secreto, cuenta Rodrigo, es conocer la técnica para no dañar las pinturas ni otros elementos.

Y es más, ahora este quillotano aprovecha las idas a domicilio para ofrecer “paquetes de limpieza”, limpiando no solo las fachadas, sino también los tapices de los autos, las alfombras e incluso, en negocios, ha limpiado las campanas de las cocinas.

En estos dos años ha logrado realizar nuevas inversiones, incorporando nueva tecnología y da trabajo directo a una persona y a otras dos de manera eventual.

Hoy Rodrigo mira más arriba: “Quiero entrar a trabajar con las constructoras ofreciendo el servicio de limpieza final de las viviendas y también encargarme de la limpieza de parques de paneles solares”, dice este joven quillotano que se atrevió con una idea simple, pero ciertamente útil.

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