No pudo

Publicado el at 12/04/2024
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Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”

En una ingeniosa carta, la señora María Serrano escribe que ahora a Papudo hay que llamarlo No Pudo, “porque la municipalidad no pudo impedir los loteos irregulares; no pudo detener la destrucción de nuestro bosque esclerófilo (últimos bosques antes del desierto); no pudo detener la matanza de zorros y yacas (familia del marsupial monito del monte, animal protegido) y tanta flora y fauna amenazada; no pudo proteger Papudo, pero sí puede permitir su diaria destrucción”. En Papudo, no pudo.

La verdad es que no solamente en la hermosa comuna costera se ha producido el problema del “no pudo”, porque si miramos lo que está pasando en Quintero y Puchuncaví, tampoco el Estado pudo contener la contaminación que las tiene convertidas en zona de sacrificio. También en las comunas donde los incendios han destruido a cientos hogares y causado la muerte de más de 130 personas, el gobierno no pudo mostrar un mínimo de organización frente a la catástrofe. Salvo Conaf y parcialmente Bomberos que no puede encabezar la crisis porque no tiene poder político para imponerse, ninguna otra institución tiene planes concretos para enfrentar en forma planificada una emergencia. No pudo tampoco la policía ni la Fiscalía encontrar a los autores de los cuatro fuegos simultáneos programados para producir el desastre.

No pudo el gobierno sacar a los militares a la calle porque nunca han querido dictar normas que permitan el uso razonable de la fuerza contra la delincuencia.

Los crímenes van en aumento. Ya no se trata solo de peleas entre bandas de narcotraficantes, sino de ataques a la gente de trabajo. Lo que pasó el fin de semana en Quillota, con la muerte de Raúl Fredes, es la prueba de lo que hemos venido sosteniendo hace ya unos años: que toda esa mafiosa actividad que se mueve entre nosotros (tráfico de drogas y armas, además de la prostitución) terminaría transformándose en un peligro para toda la comunidad, no solamente para los traficantes.

En un momento, un grupo de esos mafiosos necesitaba un auto y decidió robar el primero que pasó. Le tocó a Raúl Fredes, conductor de aplicación y gásfiter, hombre trabajador y responsable, que fue atacado para quitarle el auto. Lo bajaron y le dispararon -innecesariamente- cinco balazos a quemarropa y lo dejaron botado en la calle, asesinado, porque querían un auto. Un crimen sin sentido, que ocurre solamente porque en las ciudades nos estamos llenando de gente que vive de la venta de droga y no hay control sobre ellos. No pudo el Estado, no pudo el gobierno, no pudo el sistema (incluidos los parlamentarios que deben hacer mejores leyes para evitar tantos delincuentes con prontuario que andan sueltos), no pudo la policía afrontar este tremendo desafío de devolvernos el orden y la tranquilidad.

Y la otra plaga que anda suelta es la corrupción municipal. Transversal, de todos los colores políticos, de norte a sur, corrupción desatada, ligada siempre al dinero. ¿Seguiremos llamando Ilustres a nuestras municipalidades? ¿Qué leyes faltan para enfrentar la corrupción en la base de nuestra organización como país? Por supuesto que hay muchísimos alcaldes correctos, que cumplen su función sin ningún tipo de corrupción, pero a esta altura ya son muchos también los otros casos en los que nadie ataja los casos de corrupción municipal. Ojo, que el domingo 27 de octubre (probablemente también el sábado 26) tendremos elecciones de alcaldes y concejales y tendremos que abrir muy bien los ojos para elegir a los mejores.

No solo en Papudo no se pudo, también en muchos otros lugares de nuestra República no se pudo.

Imagen de Redes Sociales.

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