Ocuparon ilegalmente la llamada “Casa de la Muerte” de La Calera

Publicado el at 17/08/2022
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La residencia, que permanecía abandonada, fue escenario de una tragedia familiar, a fines del año 2020 

LA CALERA.– El miércoles 30 de diciembre de 2020, una tragedia conmocionó a los vecinos de la población Entrepuentes de La Calera. Había sido compleja esa última semana del año.

Apenas unos días antes, los propios residentes y los bomberos habían logrado evitar que se quemara una manzana entera del conjunto habitacional. Pero aún faltaba algo más. Cuando se aprestaban a despedir al año viejo y dar la bienvenida al nuevo, una funesta trama se hilvanaba al interior de la casa de la calle Conscripto Correa 629.

Desde la Navidad, nada se sabía de dos vecinos: Gladys Escalona y su pareja Carlos Gaete. Los habían visto por última vez a las 23:30 horas del 24 de diciembre. Ambos tenían unos 50 años.

Olor nauseabundo

En los recuerdos de los pobladores, correspondientes a esa noche, quedaron los desesperados gritos de ella y las amenazas de muerte del hombre. Una semana después, un olor nauseabundo que salía de la vivienda dio una nueva señal -estremecedoramente concreta- de que algo terrible había pasado en el hogar de los Gaete-Escalona.

La policía, alertada por los vecinos, entró a la casa y descubrió la tragedia. Ella había sido asesinada de un machetazo en la cabeza. Y él -quizás un par de días después- se suicidó en un pasillo.

“Aura” siniestra

Desde entonces, la casa de la calle Conscripto Correa cobró un “aura” siniestra, propia de los sitios donde han ocurrido hechos de sangre u otros sucesos lúgubres. Algunas vecinas, que conocían a Gladys, se persignaban cuando pasaban frente a la casa. Pese a que ella tenía familiares, la vivienda quedó abandonada.

Manos anónimas garrapatearon en los muros exteriores frases que recordaban la tragedia y que, a la vez, expresaban repulsa frente al asesinato. Más o menos desde la misma época, la propiedad comenzó a ser llamada la “Casa de la Muerte”.

Los nuevos habitantes 

Sin embargo, otra personas -menos escrupulosas- vieron en la casa de los Gaete-Escalona una “oportunidad”. Así, comenzaron a sacar los muebles y otras pertenencias de los fallecidos.

Destruyeron puertas y ventanas. Algunos vecinos cuentan que desconocidos se han llevado prácticamente todo. Y ahora alertan que, desde hace unas semanas, la vivienda fue “tomada” por una familia extranjera. Según los pobladores, los nuevos inquilinos se han -literalmente- adueñado de la vivienda. Disponen de todo,  como si fuera de ellos. Incluso, han repuesto ventanas rotas y muros dañados.

El problema llegó a la última sesión del Concejo Municipal. En concreto, los vecinos piden la colaboración de la Municipalidad para que los herederos legítimos sean quienes se hagan cargo de la casa. Y repudian la “toma” del inmueble.

A la muerte -especial- mente cuando se genera luego de una tragedia- se la mira de un modo distinto en los espacios populares de La Calera. Hay una tendencia al “respeto”, fenómeno que justamente se observa hoy en la población Entrepuentes.

En síntesis, quieren que la casa -escenario del femicidio- sea recuperada por los parientes de la mujer asesinada. Para la tranquilidad de los vivos. Y también de los muertos.

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