Poder femenino

Publicado el at 10:23 am
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Ricardo Maturana Otey

La multitudinaria movilización convocada hace algunas semanas por el movimiento feminista en todo el país fue una señal potente y que no puede pasar desapercibida. Miles de mujeres salieron a las calles, superando con creces cualquier expectativa y demostrando que ellas se cansaron de callar.

Incluso en nuestra provincia, cientos de mujeres, agrupadas en movimientos feministas y de género, marcharon por las calles de Quillota, respondiendo al llamado a lo largo del país, siendo una de las marchas más grandes de los últimos años en nuestras comunas.

El poder de la convocatoria a nivel nacional fue tal, que incluso hizo que el propio Gobierno pasara de desacreditar el movimiento a aplaudirlo y querer hacerse parte, de un día para otro.

Aunque a algunos y algunas les cueste entenderlo, el movimiento feminista no está en contra del hombre, sino directamente contra el machismo y sus nefastas manifestaciones diarias, heredadas y aprehendidas casi de manera ancestral, que ponen siempre a la mujer en una posición de sometimiento y al hombre en una zona de privilegio en la sociedad. Prejuzgar el feminismo es errado.

No darse cuenta que las mujeres no viven menoscabadas en los tiempos actuales es no entender o derechamente pecar de ignorantes. Los números y estudios están ahí, a la mano. Las mujeres efectivamente ganan menos que los hombres en trabajos similares y ejerciendo las mismas funciones, abriendo una enorme brecha salarial. Las empresas no contratan mujeres –pese a estar calificadas- por el “temor” a que se embaracen y eso las convierta en un “cacho”.

Además, de manera dramática, el número de femicidios, cometidos por parejas o ex parejas, en lo que va del año crece, sorprende y duele. Los niveles de violencia cometida contra la mujer en los hogares, aumentan y no es posible seguir escondiendo la cabeza.

Vuelvo al punto inicial. La lucha del feminismo no es contra el hombre, sino contra el machismo, ese que se manifiesta de diferentes maneras y de manera cotidiana. El acoso callejero, los manoseos, el cuestionamiento de la forma en que se visten las mujeres, el pensar que no tienen capacidades, la extrema violencia sicológica, económica y física, y un largo etcétera.

Parece ilógico y hasta poco civilizado que aun hoy, en pleno 2019, las mujeres deban seguir exigiendo igualdad de derechos ante el mundo, es hasta vergonzoso y por eso, no sumarse al cambio y no apoyar y entender su lucha en la actualidad, nos convertiría en cavernícolas. Y créame que lamentablemente los hay y bastantes.

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