Tiene cáncer avanzado y pide al Estado que apruebe su bono por jubilarse para pagar su tratamiento

Publicado el at 12:29 pm
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Jorge Céspedes Montenegro asume con valentía: “No puedo esperar casi un año más (…) arriesgando en la espera un desenlace fatal”

El 9 de octubre del año pasado, la Comisión de Educación del Senado aprobó y envió al Ministerio de Hacienda la aprobación del proyecto que incentiva y bonifica el retiro de personas que han prestado servicios en universidades estatales. El beneficio significó que cerca de 4 mil 700 personas, entre académicos, profesionales y no profesionales de las “ues” estatales podían tener un incentivo para retirarse una vez cumplida su edad para jubilarse.

Un estímulo que el sanfelipeño Jorge Ulises Céspedes Montenegro quiso aprovechar. Con más de 15 años trabajando en la sede de San Felipe de la Universidad de Playa Ancha y un cáncer renal a cuestas, en etapa 4, Jorge optó por postular a la Ley 20.996.

En medio de sus visitas a especialistas, hospitalizaciones, cirugías y radioterapias, este padre de familia pensó que el bono para retirarse podría aliviar su dura carga económica para pagar sus tratamientos médicos.

“La presidenta del sindicato de trabajadores de la universidad al que pertenecí, ofreció su ayuda para quedar en primer lugar de la lista de postulantes”, recuerda Jorge.

Pero lamentablemente su condición médica no fue suficiente para conseguir el beneficio y solo quedó en el séptimo lugar de antigüedad, muy lejos de los tres primeros postulantes que sí fueron seleccionados para recibir el millonario aporte.

RAZONES HUMANITARIAS

“Envié una carta de apelación a la Contraloría Interna de la universidad para luego de 40 días, y por mi insistencia, obtener como respuesta que la decisión no pasaba por la casa de estudios, si no que depende del Ministerio de Educación”, explica el atribulado sanfelipeño.

Es decir, aunque su postulación apeló a razones médico humanitarias para ser aceptado, por ahora Jorge Céspedes solo puede seguir esperando. Pero no su enfermedad y menos sus gastos médicos.

“Entiendo que sea una razón válida para la Institución, la mía es de tipo humanitaria y no puedo esperar casi un año más para saber si seré beneficiado en el llamado siguiente, arriesgando en la espera un desenlace fatal por mi condición”, reconoció con mucho valor.

De hecho, el ex funcionario de la UPLA de San Felipe explica que “con el bono no tengo otro propósito que solventar los gastos médicos y de alimentación personal que son muy elevados. Estoy en una carrera contra el tiempo y no puedo seguir esperando para ser beneficiado por el Estado. Estoy en un limbo, porque no sé dónde más dirigirme”, dice con desesperanza.

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