Carta abierta a nuestra querida Dama Verde

Publicado el at 9:08 am
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Distinguida Dama Verde:

Quizá qué cara me va a poner si le digo “mi reina”, como tratan los garzones a las señoras buenamozas como usted. Además que son ellos los que la coronaron como “Palta Reina” y la sentaron en medio de un plato.

En el fin de semana se juntaron miles de enamorados suyos, en torno a la plaza de La Cruz y se lo pasarán todos los días que duró la “Expo La Cruz” hablando de Usted, diciendo cosas sobre su cuerpo, su sabor, su color, su aroma, su piel, su valor, mi querida Dama Verde.

Todos los que vinieron la quieren mucho. Han pasado largas horas soñando con usted, con verla aparecer, casi como un acto de magia, caer al plato desde las ramas de sus árboles. El sábado, cientos de personas asistieron a la elaboración y después a la degustación de la Palta Reina más grande de Chile, confirmando que La Cruz es la capital de la Palta en Chile.

También estaban los productores que la aman, la riegan y la cuidan, que la esperan todos los años, con entusiasmo y alegría. Ellos son los que la sacan a pasear, los que la llevan de viaje por los lugares más poblados del planeta. Por ellos usted ha conocido los barcos y los aviones, los camiones y los frigoríficos.

Usted puede estar muy feliz, porque todos los días, en muy diferentes países, hay millones de personas que se maravillan cada vez que le sacan su ropa y aparece su hermoso cuerpo verde amarillo o verde intenso, suave como ninguno, sensualmente delicado y brillante.

En verdad, es usted muy bonita y se merece toda la gloria que está viviendo. La quieren de todos lados y para todo. La hacen palta sour, la transforman en helado, en torta, en puré, en sopa, en aceite, en champú, en crema, en cerveza, en sorbete, la mezclan con cuanto producto existe y usted nunca pierde ese sabor fino y siempre reconocible.

Me gusta que sea enigmática.

Pasa el tiempo y nadie tiene muy claro cómo llegó hasta nosotros. Nuestros dos gigantes historiadores seguirán discutiendo desde sus textos. Don Benjamín Vicuña Mackenna diciendo que usted se vino del Perú en navíos que arribaron antes de la Guerra del Pacífico. Don Francisco Encina está convencido que llegó a Chile en las mochilas de los soldados que ganaron la guerra, que usted ya los había vuelto locos con su sabor y no quisieron dejarla sola en esas tierras y se vinieron cargándola como un gran tesoro. Aquí usted sacó cuerpo, se sintió cómoda, segura, amparada por gente que le fue muy leal, como esos dos admirables enamorados suyos, Roger Magdhal y Luis Bastidas, que la fueron a buscar donde están sus antepasados mexicanos, la tierra de sus orígenes y la vivir en la zona, haciéndola próspera, conocida y querida.

Bueno mi linda, hasta aquí llegan estas líneas, pero antes y a modo de despedida, quiero decirle que usted es la envidia de muchas mujeres, porque se las ha arreglado para seguir siempre tan verde, siempre tan bella, siempre tan rica, siempre tan valiosa.

Firma esta carta, suavemente,

Roberto Silva Bijit

Post data: te espero mañana al desayuno, para que comencemos el día juntos…

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