Familia misionera de Quillota está atrapada en Mozambique desde hace tres meses

Publicado el at 4:11 pm
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Debían regresar a fines de marzo pero producto de la pandemia no han podido retornar al país

QUILLOTA.- Rodrigo Ruiz Cáceres tiene 41 años y forma parte del equipo de Senda Previene Quillota. Su esposa, Paulina Osses Carreño, tiene 43 y administra un after school y un emprendimiento dedicado a las fiestas de cumpleaños. Tienen tres hijos: Rodrigo (21), Andrés (12) y Paulina (6). Viven en la Villa Cervantes, frente a la Coopreval, y participan de la Iglesia Evangélica “Jesús te llama”, ubicada en la esquina de Chacabuco con Freire.

Siempre sintieron pasión por el trabajo misionero, pero fue en octubre del año pasado cuando tomaron la decisión de viajar a Mozambique a cumplir con “el propósito de Dios”. No sería fácil, ya que necesitaban mucho dinero para concretar este objetivo. Sin embargo, pusieron sus propósitos en oración y lograron reunir los 10 millones de pesos necesarios, donde gran parte de los recursos llegó mediante donaciones.

Con ese dinero podrían costear los vuelos de ida y vuelta, la alimentación y alojamiento durante el mes y medio que duraría la experiencia y las actividades sociales que esperaban realizar. El viaje sería familiar, pero el hijo mayor, Rodrigo, decidió quedarse ya que su pareja estaba embarazada.

De esta manera, el matrimonio y los dos hijos menores emprendieron rumbo a África la madrugada del 11 de febrero, ilusionados con cumplir este anhelado objetivo. Es más, tal como cuenta al otro lado de la línea telefónica Paulina, “este es un viaje exploratorio, ya que el objetivo es, a futuro, poder establecernos acá”.

ESTADÍA EN MOZAMBIQUE

Las primeras semanas fueron maravillosas. Recibieron el cariño de la gente y pudieron cumplir con la labor misionera que inspiró este viaje. Sin embargo, con el paso del tiempo la aparición del Coronavirus fue modificando todo. Si bien la enfermedad no ha llegado con fuerza a este punto del planeta, los vuelos fueron cancelados uno tras otro en el mundo, por lo cual el mes y medio de estadía se ha extendido de forma obligatoria. Hoy, permanecen “atrapados” en Mozambique.

“Como acá han ocurrido muchas epidemias la gente es más consciente y se cuida más. Por eso estamos bien, nos sentimos resguardados. Pero ahora nos hacen el quite por ser blancos o ser extranjeros. Nos miran y dicen: “Coronavirus”. Así nos gritan en la calle, ya que se asocia esta enfermedad con las personas que no son del país”, relata Paulina.

“No estamos tan mal como otros compatriotas que hemos visto en redes sociales. Estamos en una buena casa y la gente con la que compartimos en Mozambique es amable. En cuanto a la pandemia, las cosas no están complicadas. De 30 millones de habitantes solo hay 80 contagiados. Yo estoy en la capital, Maputo, y el virus está al norte del país, por lo que no estamos siendo afectados. Y la gente es muy precavida y obedece las instrucciones del gobierno. Todo es muy riguroso, no pasa lo que se ve en las noticias en Chile”, menciona Paulina.

CHILE A LA DISTANCIA

Si bien hay complicaciones en África, están tranquilos y confían en Dios. Eso sí, las cosas en Quillota están complicadas para ellos, ya que los emprendimientos de Paulina están en stand by producto de la pandemia, mientras que Rodrigo no ha podido retornar a su trabajo. Por lo mismo, se han mantenido gracias a los ahorros que les quedan y el aporte de sus familiares y amigos que les mandan dinero.

“Estar acá, para nosotros, nos ha traído angustia. Mi hijo de 21 años está en Chile y escuchar cómo están las cosas en el país me preocupa. De hecho, me cuenta que la gente va al centro de Quillota y hace su vida normal. Eso es desesperante para uno”, expresa.

Sobre las complicaciones relacionadas con el viaje, explica que “compramos los pasajes por una agencia, la cual nos dijo recién esta semana que estaba dispuesta a devolvernos el dinero. Pero eso no nos sirve, ya que los pasajes ahora están muy caros”.

“Lo que necesitamos es el pasaje, no el monto. Por otro lado, una amiga me ha ayudado a averiguar con una aerolínea y recién el 15 de mayo se podría abrir una frontera y podríamos tener una respuesta. Pero lo mismo nos dijeron por el primero de mayo y nada”, añade.

Respecto si han recibido ayuda de parte de las autoridades chilenas, dijo que “el cónsul de Chile en Mozambique no nos ha dado respuesta. No se ha portado bien. Nos comunicó con el cónsul de Sudáfrica y nos pidieron datos para conseguir ayuda financiera. La vida acá es tan cara como en Chile e incluso tenemos que comprar el agua embotellada”.

Todavía no tienen fecha de retorno. Los recursos comienzan a escasear aunque la solidaridad de sus cercanos les está permitiendo salir adelante. Pero, por sobre todo, aseguran que confían que Dios los cuidará, ya que sienten que este viaje fue guiado por Él, a pesar de los baches que han aparecido en el camino.

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