Delincuentes espían cajas de los bancos y van renovando los “cuentos del tío”

Publicado el at 5:32 pm
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Por Roberto Silva Bijit

Si usted pensaba que estar adentro de un banco recibiendo su dinero es un lugar seguro, está cometiendo un error. Siempre hay alguien mirándole, alguien que espera saber si le están pasando algún fajo de dinero. Además que espiará la forma en que se lo guarda, el lugar donde deja esos billetes, ya sea en la cartera, el bolsillo de atrás o donde a usted se le ocurra guardarlo. Ellos están atentos y pasan inadvertidos. Se trata de personas que están en la cola del banco o esperando a alguien. Los guardias ven, las cámaras ven, pero nadie puede actuar porque se trata solamente de un sospechoso, si es que alguien sospecha. Esa persona, vestido de un modo, le pasa el dato a los que actúan.

El viernes asaltaron a un agricultor después que retiró plata del banco. Lo siguieron y le quitaron el dinero cuando estaba en su auto, entre varios, amenazándolo con armas blancas en plena calle.

Se han multiplicado las acciones de delincuentes que actúan desde el interior de los bancos, haciéndose los que van a realizar una gestión al banco, cuando en realidad están observando el pago de dinero en las cajas, para determinar cuáles son las personas que cobraron sumas mayores y en qué lugar las llevan.

Una vez afuera del banco existen muchas estrategias que aplican, pero dos han sido las que les han dado mayores resultados. Si el cliente tiene auto, le pinchan un neumático y después se ofrecen para ayudarlos a reparar el problema. Ahí es cuando actúan, robándole el dinero que sacó del banco. También están los que lo chocan por detrás y se bajan para revisar la situación, utilizando ese momento de desconcierto para robarle. O más brutalmente, como pasó el viernes, que lo siguen en auto y lo encierran en una calle.

Otra forma de acción es cuando las personas se van del banco caminando. De improviso, uno de los delincuentes, le deja caer algo pegajoso en sus ropas, frente a lo cual otro de los ladrones, se acerca para ayudar a limpiarle la parte sucia. Esto puede hacerlo en la calle, o bien, llevarlo a un baño público para “limpiarlo” de la mancha y del dinero que sacó del banco.

Los delincuentes siempre están pensando en la mejor forma de robar nuestro dinero, buscando renovar sus técnicas y apoyándose siempre en lo confiados que somos la mayoría de los seres humanos.

Con un verdadero conocimiento de la idiosincrasia de los chilenos, ellos trabajan con niños o ancianos para dar más credibilidad, con tecnología de teléfonos celulares, con modelos de películas, con mucha imaginación y mucho tiempo.

La policía ha comprobado que numerosos tipos de estafas provienen de delincuentes que se encuentran al interior de las cárceles, desde donde pueden moverse libremente con celulares robados y verdaderos libretos para estafar.

Por ejemplo, lo llaman para decirle que ha ganado un concurso de un supermercado en el que se encuentra una conocida figura del espectáculo participando y tratan que Usted cargue dinero a un determinado número de celular.

También las mafias de la cárcel manejan estafas con tarjetas de crédito, para lo cual lo llaman haciéndose pasar por un ejecutivo y comienzan a darle por aprobado un crédito, o bien, le dicen que le han agregado un nuevo seguro. La respuesta es simple y lógica, su banco conoce todo sobre Usted y nunca lo llamarán por teléfono para sostener una conversación en la que le pidan números de tarjetas de crédito y claves. Le recomiendo que esa sea una oportunidad para castigar al delincuente y antes de cortarle puede desearle que lo siga pasando bien en la cárcel y decirle lo que se le antoje. Tiene chipe libre.

Por supuesto están los clásicos, como el boleto ganador, que los estafadores cambian por menos dinero del que indica el boleto premiado. Este cuento lo han desarrollado especialmente con los jubilados. El otro es el “balurdo”, o cambio de dinero con fajos falsos, que se hace especialmente con empleados que representan a una empresa y los envían al banco.

En los robos de autos hay muchas formas, pero lo fundamental es hacer bajar al conductor o conductora con algún truco simple pero efectivo. Un taxista le dice a un conductor que va lanzando un peligroso humo por el tubo de escape. El chofer se baja y aparece el ladrón del auto. Una mujer, con el vidrio abierto, se detiene en un semáforo. En ese momento el ladrón aparece con una laucha viva que tiene tomada desde su cola, la muestra, la mujer se desespera y entonces la lanza al interior del auto. Ahí la mujer se baja del vehículo, momento que es aprovechado por el ladrón para subirse y llevarse el auto, que estaba con el motor andando y las llaves puestas.

Hay muchos casos en que usan a niños, para que le digan a “su tía” que chocó, esperando que ella lo llame por el nombre de algún sobrino. O bien trabajan con abuelitos para hacer más creíbles las historias. La clave para salvarse es ser más desconfiado con historias extrañas.

 

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