Escritora calerana obtuvo premio en concurso latinoamericano de cuentos

Publicado el at 3:33 pm
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Catalina Zamora logró mención honrosa con un relato que gira en torno a la figura de una temporera

LA CALERA: La escritora calerana Catalina Zamora Labarca fue una de las ganadoras del Concurso Latinoamericano de Cuentos “Marta Brunet”. Su narración “El hombre que yo amo” lidió con otras 600 obras de autoras de distintos países. Así, la mención honrosa obtenida la ubica entre las nuevas voces femeninas de la literatura continental.

Catalina Zamora Labarca, escritora calerana, fue una de las ganadoras del Concurso Latinoamericano de Cuentos “Marta Brunet”.

En 2006, la escritora logró la Beca de Creación Literaria, en el género Dramaturgia, del Consejo del Libro y la Lectura. De modo paralelo, participó en diversos talleres, cursos y diplomados literarios. Actualmente es directora de la editorial calerana “GS Libros”. También es coautora, con Osvaldo Godoi, de la investigación “Rosario Orrego, obra reunida 1831-1879”. Se trata de un trabajo importante en la literatura nacional, por abordar el legado de la primera novelista del país.

Catalina Zamora es coautora, con Osvaldo Godoi, de la investigación “Rosario Orrego, obra reunida 1831-1879”

Su cuento ganador de la mención de honor en tan importante concurso latinoamericano describe el mundo de las temporeras. “Es una trama social compleja -dice la autora- que se ha abordado poco en la literatura nacional, y siento que es necesario visibilizarlo. Mostrar personajes que dan sentido a ese mundo, sus anhelos, emociones, frustraciones y temores”.

Catalina Zamora es optimista y en una entrevista para los creadores del concurso latinoamericano valoró el trabajo de la biblioteca Alejandro Silva de la Fuente de La Calera: “Cuando se cambió la Biblioteca desde el centro de La Calera a un sector poblacional de la ciudad, se pensó que era el término de ella. No fue así, se convirtió en un centro cultural, un lugar de estudio, un espacio para talleres. Un espacio que la gente hizo suyo. La biblioteca perdió su sacralidad y se convirtió en un lugar lleno de vida”.

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