Por fin salió a pasear el gato encerrado que había en el caso Monsalve

Publicado el at 2:13 am
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Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”

Todavía cuesta entender lo que verdaderamente sucedió en el caso Monsalve. Hay mucho dato contradictorio y muchos asuntos confusos.

Digamos que se trata de una historia entre dos personas: el jefe y su subalterna. Digamos que él es casado y tiene 59 años, mientras que ella es soltera y tiene 32 años. Largos 27 años de diferencia.

Digamos que él la invitó a ella a un mall, que ella aceptó ir y que además aceptó una invitación a almorzar juntos. Eran los primeros días de septiembre, en que ella había sido ascendida por su jefe, que además le subió el sueldo. Los dos trabajaban en el Ministerio del Interior. Ella al final del almuerzo le dijo que quería fumar y salieron a un pequeño jardín, donde mientras fumaba, él la besó sin su consentimiento, como lo ha declarado la víctima.

Digamos que se ven todos los días en el trabajo, que además a ella se le ha asignado la función de acompañar al señor Subsecretario del Interior en sus viajes. Una especie de secretaria adjunta. Ambos son profesionales universitarios, personas de esfuerzo que han logrado una vida nueva gracias a sus estudios. Ambos se conocían desde hace muchos años, cuando ella trabajó en la campaña para diputado de Monsalve en Coronel. El padre de ella también conocía a Monsalve, ambos son socialistas. El padre de la víctima trató de criminal a Monsalve en la televisión, acusándolo de haber violado a su hija.

El domingo 22 de septiembre el jefe y su subalterna salieron juntos a cenar. Se fueron a un restaurante peruano y allí cada uno se tomó cuatro piscos sours, es decir, se tomaron de aperitivo 8 vasos de pisco sour peruano. Cualquiera que haga eso termina con la cabeza mala o, mejor dicho, con la tele apagada. Pagó en billetes una cuenta de más de cien mil pesos.

Desde el restaurante el jefe arrastró a la subalterna a un taxi. Ella se bajó bamboleando. Él la volvió a meter al taxi y se la llevó al hotel donde el señor Subsecretario residía mientras estaba en Santiago. Al taxista le pagó extra por los vómitos de su acompañante. Ya en su pieza del hotel, habría sostenido relaciones sexuales con ella. Por lo menos el Servicio Médico Legal encontró material genético de Monsalve en la ropa de ella. La denunciante señala que la violó y que después en la mañana quiso intentarlo de nuevo, pero no lo logró, por eso quedó como abuso sexual y no como una segunda violación.

Y ahora es cuando sale el gato encerrado. La defensa asegura que tenían una relación previa y que se trata de una “pareja en formación”. Es decir, la defensa de Monsalve tratará de probar que todo esto es un asunto sentimental, que Monsalve se volvió reloco por ella y ella aceptó algunas invitaciones peligrosas de parte de su jefe.

La parte denunciante descartó el otro fundamento de la defensa: que ambos estaban completamente ebrios y que ninguno de ellos se acuerda de nada. Le recordó a Monsalve su conducta en el taxi, el cambio de tarjeta de la habitación en el hotel y otras señas de que se encontraba casi con sus cinco sentidos.

El juez consideró que existían antecedentes para configurar el delito de violación y abuso sexual, declarando a Monsalve un peligro para la sociedad y ordenó que lo encerraran en la cárcel de Rancagua, específicamente en el módulo 86, donde hay violadores y asesinos. Las celdas son para dos y tienen 3×2 metros, un camarote, una taza, una ducha, un lavamanos y un escritorio pequeño. El régimen es salir al patio a las 9 y entrarse a las 17 horas. Tienen tres comidas livianas en el día. Pueden jugar baby fútbol, pimpón y a las cartas. Allí estuvo cinco días Jorge Valdivia y allí se encuentra Eduardo Macaya, el papá del senador que hizo declaraciones tan desafortunadas. Ahora estará allí encerrado el señor ex Subsecretario del Ministerio del Interior de la República de Chile, el tercer hombre en importancia jerárquica del gobierno y el principal responsable directo de la seguridad de todos los chilenos (?).

Lo que viene: los denunciantes tratarán de probar violación y los defensores tratarán de probar una relación de una pareja en formación.

La consecuencia de todo esto es la demostración absoluta de que estamos gobernados por inexpertos, torpes y políticos de baja altura. El Presidente de la República y la Ministra del Interior se enteraron al atardecer del martes. Monsalve siguió actuando en su cargo, sin que ninguno de los dos le hubiera exigido la renuncia inmediata, ahora mismo, esa misma noche. Les dio pena la historia sentimental que les contó, se olvidaron de su feminismo que ahora sabemos es muy falso, no defendieron para nada a una funcionaria de gobierno que pidió licencia, no llamaron a su familia, no la acogieron después que interpuso una demanda por violación. Todo el día miércoles Monsalve hizo lo que quiso y recién el jueves, a la hora que se le antojó, llamó a una conferencia de prensa, renunció públicamente y hasta se declaró inocente.

Monsalve debe pagar en lo personal si se prueban sus delitos, pero el gobierno está obligado a dar una explicación por su complicidad con el acusado, por su ineficiencia, por su incapacidad, en esto y en demasiadas otras cuestiones.

 

Fotografía Redes Sociales.

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