Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Obervador”
Tal como alguna vez lo escribimos en esta misma columna, el tema de Carabineros tenía que hacer crisis y ya la está haciendo.
El desgaste comenzó con las malas administraciones en seguridad de Bachelet 1 y 2 y Piñera 1 y 2, 16 años en que se fue postergando a una institución clave para la seguridad de todos los chilenos.
Los tiraban y los tiran a la calle sin ningún respaldo legal, los hacían y los hacen enfrentarse con violentistas enmascarados y, además, les hicieron una campaña de desprestigio y ofensas que tenía que terminar socavando el sistema.
Por la corrupción de unos pocos oficiales que robaron dineros de la institución, por varios errores de procedimiento en algunas acciones callejeras, fue juzgada toda una institución que tiene 55 mil efectivos para proteger a 19 millones de habitantes. Pidieron reformar, refundar, transformar a Carabineros, lo cual puede ser entendido como la corrección de los problemas, pero querer cambiarlo todo no tiene sentido. Habría que cambiar muchísimas otras reparticiones fiscales que no están funcionando como deberían.
Los alcaldes de la zona han reclamado la falta de personal en sus comunas. El último en hacerlo fue el alcalde de Quillota, Oscar Calderón, que derechamente señaló que faltan por lo menos 50 nuevos carabineros. Pero el problema es que no hay gente, porque casi nadie quiere ser carabinero. Hoy se está cosechando toda la violencia que se sembró en contra de ellos.
Revisemos las cifras duras.
Entre octubre del 2018 y mayo del presente año, van 24 mil 174 carabineros heridos por manifestantes. Un dato que demuestra en toda su magnitud la violencia que se ha ejercido contra ellos y la falta de respaldo de las autoridades nacionales a la institución. Atacar a Carabineros es atacar la seguridad de cada familia del país.
Según datos oficiales, en Chile hay 2,5 carabineros por cada mil habitantes, lo cual, si bien es una cifra aceptada por los estándares de la ONU, todavía sigue siendo muy baja para un país como el nuestro, donde existe una ola creciente de delitos, la mayor parte sin sanciones y con un alto porcentaje de extranjeros tras cada uno de esos sucesos. Sin embargo, mantenemos todavía una lacra mayor: la capital concentra el mayor número de uniformados, con lo cual no existe descentralización policial. Ya fueron enviados 750 estudiantes para oficiales y todos fueron asignados al Gran Santiago. La desigualdad frente a la protección personal sigue siendo inaceptable.
En una encuesta de Panel Ciudadano y la Universidad del Desarrollo, frente a la pregunta: “Dada la situación de inseguridad que enfrenta hoy nuestro país, ¿cree que Carabineros necesita más respaldo del Gobierno para poder actuar frente a delincuentes? La respuesta fue contundente: 76% dijo que sí y un 17% dijo que no. Respecto de darle mayores atribuciones, el 71% dijo que sí. En relación con que el gobierno deba endurecer leyes para los que atenten contra la integridad física de Carabineros, un 69% estuvo completamente de acuerdo.
Muchas señales están indicando que el principal problema es la inseguridad ciudadana y que toda la falta de fuerza del Estado frente a temas como los movimientos mapuches armados o contra los delincuentes extranjeros en el norte, quedan como telón de fondo que solo refuerzan el clima de inseguridad generalizado.
Las preocupaciones de la mayoría del país pasan por salud, educación, vivienda, pero hoy en día la inseguridad es el tema principal y más urgente, especialmente cuando faltan tantos carabineros en sus puestos.
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